Europa debe reflexionar sobre la situación de los refugiados provenientes de Oriente
Medio
Jueves, 7 abr (RV).- El presidente del Pontificio Consejo para los Emigrantes e Itinerantes
quiso expresar su profunda tristeza por el trágico naufragio de ayer de una embarcación
en la que viajaban más de 200 personas que huían de Libia. Mons. Antonio Maria Veglió
acaba de regresar de Jordania y subrayó la necesidad de que Europa reflexione sobre
la situación de la región de la que provienen los refugiados.
“Las condiciones
prohibitivas del Mare Nostrum han engullido sus sueños. Como las de otros que atravesaban
esta encrucijada de desesperación. Por desgracia la elección de las barcazas a través
del mar y en manos de contrabandistas y traficantes sin escrúpulos es una alternativa
guiada por la imposibilidad de utilizar otros medios ya que desde hace tiempo los
países europeos han cerrado sus fronteras, introduciendo leyes restrictivas de ingreso”.
En
este contexto Mons. Antonio Maria Veglió afrimó que “Europa debería asumir sus responsabilidades
en cuanto al deber de protección de los refugiados y demostrar qué significa la solidaridad”.
Mons. Veglió, que además definió la situación en la región que comprende Irak, Jordania,
Líbano, Siria y Turquía como muy compleja, hizo un llamamiento a la solidaridad y
a la acogida. El prelado recordó que, entre los países industrializados, Italia el
año pasado ocupaba el puesto número 14 con respecto a la acogida de refugiados mientras
que los Países Bajos, con un territorio más pequeño y una población menos numerosa
había acogido el doble de refugiados que Italia.
El responsable del dicasterio
vaticano dedicado a las migraciones resaltó la necesidad de mantener la calma aunque
los acontecimientos puedan parecer dramáticos y sobre todo distinguir entre aquellos
que llegan a Italia desde Libia o desde Túnez, porque “se trata de situaciones distintas”.
“Los que llegan
de Libia, actualmente una zona de guerra, no deberían ser rechazados y es precisamente
lo que ha confirmado hace poco ACNUR, el Alto Comisariato de las Naciones Unidas para
los Refugiados. En cambio los que llegan de Túnez, se incluyen dentro del flujo de
migraciones mixtas: emigrantes y refugiados juntos”.
Otra fuente de extrema
preocupación que subrayó Mons. Veglió fue el de la situación en Costa de Marfil, donde
a pesar del deseo de la Iglesia de prestar mayor asistencia se ve imposibilitada por
la falta de fondos y de agentes pastorales. La Iglesia local no está preparada para
este éxodo de miles de personas. Precisamente en estos días por encargo del Santo
Padre, el cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz
está intentando llegar al país.
A su regreso de Jordania, el prelado manifestó
la complejidad de la situación de esta región caracterizada por el flujo de los refugiados
iraquíes cuyo número ronda los dos millones. Tan sólo en Irak hay un millón y medio
de desplazados que no quieren permanecer en el propio país y lo abandonan a causa
del miedo. Mons. Veglió concretó que las personas que escapan no son sólo pertenecientes
a las minorías cristianas sino también musulmanes.
En cuanto al compromiso
de la iglesia local en una realidad como la de Jordania el responsable del Consejo
Pontificio para las migraciones mencionó a organizaciones católicas como Caritas que
se ocupan de cuantos tienen necesidad procurándoles alimentos, trabajo, cuidados médicos
y educación. “El problema de los refugiados –añadió- es que sólo están autorizados
a permanecer en el país como invitados sin derecho a trabajo. Y esta prohibición les
hace caer en la más absoluta de las pobrezas, privándoles de un medio de subsistencia.
Sólo se les permite recibir dinero de Irak o de familiares también esparcidos por
otros países receptores de refugiados. Muchas veces las consecuencias son dramáticas
dado que la situación se prolonga durante años. Se espera que regresen a su país de
origen, a Irak, pero por ahora es imposible por la peligrosidad”.
La tercera
posibilidad que contempló Mons. Veglió es la de reubicar a estos refugiados en países
dispuestos a ello y para ello hizo un llamamiento para que se potencie el programa
de reubicación de la Unión Europea para poder acoger a un mayor número de refugiados
de Oriente Medio.