Benedicto XVI visita el domingo el Sagrario de las Fosas Ardeatinas, lugar de la matanza
de 335 civiles y militares italianos bajo la ocupación nazi
Jueves, 24 mar (RV).- El próximo domingo 27 de marzo, acogiendo la invitación de la
Asociación Nacional de las Familias Italianas de los Mártires caídos por la libertad
de la patria, Benedicto XVI saldrá del Vaticano por la mañana para visitar de forma
privada el Sagrario de las Fosas Ardeatinas. Esta visita coincide con el 67 aniversario
de la matanza, llevada a cabo por las tropas de ocupación de la Alemania nazi, en
Roma el 24 de marzo de 1944 y en la que fueron asesinados 335 civiles y militares
italianos, como acto de represalia por el ataque de los partisanos italianos a un
grupo de soldados de las tropas de ocupación alemana, que había tenido lugar el día
anterior en la calle Rasella.
Entre las víctimas de aquella matanza se encontraba
el coronel italiano Giuseppe Cordero Lanza di Montezemolo, padre de Andrea, que hoy
es cardenal y que acompañará al Santo Padre en el séquito de esta visita. El purpurado
ha sido entrevistado por Tiziana Campisi:
«El Papa cumple
una visita que es un gesto de homenaje, de recuerdo de una página de la historia.
Ciertamente es muy conmovedor para los familiares de los sacrificados, ver al Papa
que cumple esta visita privada, para rezar, recordar y hacer recordar. Es la primera
vez que acompaño a un Papa en una visita a las Fosas Ardeatinas. Lo hago con profunda
gratitud y aprecio por su gesto - recordando su origen alemán –, su sencillez y humildad
ante páginas de la historia».
El cardenal Andrea Cordero Lanza di Montezemolo
ha explicado que el día que recibió la dignidad cardenalicia de manos de Benedicto
XVI, hace seis años, coincidía con la matanza de las Fosas Ardeatinas. El Papa conoce
muy bien a este purpurado, que en esta entrevista señala que, en tantos años, sus
sentimientos no han cambiado:
«No han cambiado
mucho, yo tenía 18-19 años. Edad en que no sólo se comprende, sino que uno se asoma
a la vida. Perder a un padre no es una simple herida, es una amputación. Una herida
se puede cicatrizar, una amputación queda como tal. Para mí y mi familia es un gran
dolor, cada año recordar el 24 de marzo, recordar el sacrificio consciente de mi
padre. Lo hizo por el sentimiento de fe que sentía hacia la patria, por los valores
en que creía y que con su gesto nos transmitió a todos».
Ante el profundo
dolor por la pérdida de su padre, sobre todo pensando en quien cometió la matanza,
el cardenal Lanza destaca que la fe cristiana nos impulsa a no odiar:
«El sentimiento
cristiano nos ayuda a no cultivar sentimientos de venganza ni de odio. Sin embargo,
la caridad cristiana, la fe cristiana, no encubren la memoria ni el dolor. Dolor que,
aunque mitigado, permanece en el tiempo, con su fuerza, significado y enseñanzas».
Ahora
que acompañará al Papa al lugar donde murió su padre, que tantas veces ha visitado
en el pasado, el cardenal Lanza habla de la enseñanza puede brindar, habiendo vivido
en primera persona la pérdida de un familiar en una matanza violenta:
«La enseñanza es
dada por un evento de la historia - hoy una página de la historia pasada – que debe
seguir enseñando. Por un lado un hecho violento y por otro esta página de la historia
ha acomunado a personas de distintas creencias, que sacrificaron su vida, con distintos
motivos y formas, pero siempre con una fe, una fe viva. Ello permanece. Son páginas
de la historia que fortalecen a las generaciones actuales y futuras».