Benedicto XVI agradece al predicador de las meditaciones de los Ejercicios espirituales
su capacidad de mostrar a los santos como estrellas del firmamento y por recordar
que aunque la razón y el amor van juntos, el gran amor ve más que la razón
Sábado, 19 mar (RV).- Hoy en la Solemnidad de San José y onomástico de Benedicto XVI
concluyeron los Ejercicios Espirituales de Cuaresma en el Vaticano. El padre carmelita
descalzo, Francois-Marie Lethel, desarrolló su décima séptima y ultima meditación
sobre San José Redemtoris Custos, esposo de María y patrono de la Iglesia, a la luz
de Santa Teresa de Ávila, doctor de la Iglesia y del venerable José Quadrio, sacerdote
y teólogo salesiano.
Benedicto XV al concluir la oración de las Laudes dirigió
unas emotivas palabras a sus colaboradores de la Curia Romana a quienes agradeció
haber compartido este tiempo “de reflexión, meditación y oración, en compañía de los
santos, amigos de Juan Pablo II. En especial al padre Lethel, el Papa agradeció su
guía segura y la riqueza espiritual que les ha donado.
Los santos,
usted nos los ha mostrado como estrellas en el firmamento de la historia y con su
entusiasmo y alegría; usted nos ha incluido en la rueda de estos santos y nos ha mostrado
que justamente los santos pequeños son los santos grandes. Nos ha demostrado que la
scientia fide y la scientia amoris, van juntas y se completan, que la razón grande
y el grande amor van juntos, es más, que el gran amor ve más que la razón sola.
Benedicto
XVI aseguró que la Divina Providencia fue la que ha querido que los ejercicios espirituales
concluyeran con la fiesta de San José, su patrono persona y patrono de la santa Iglesia.
El Papa subrayó que San José fue un humilde santo, un humilde trabajador que fue dignatario
de ser el custodio del Redentor.
Aludiendo a la descripción de San Mateo,
el Santo Padre colocó como característica de San José, el de ser un hombre justo,
como lo señala el antiguo testamento, en el primer salmo: “justo es el hombre que
está inmerso en la palabra de Dios, que vive en la palabra de Dios, que vive la Ley
no como juego, sino como alegría, vive la ley como Evangelio.
San José era justo,
estaba inmerso en la palabra de Dios escrita, transmitida en la sabiduría de su pueblo
y por ello fue preparado y llamado para conocer el Verbo encarnado, el Verbo venido
a nosotros como hombre y predestinado a custodiar y proteger este Verbo encarnado,
y su misión permanecer para siempre, custodiar la Santa Iglesia y a nuestro Señor.
Nos confiamos en este momento a su custodia. Oremos para que nos ayude en nuestro
humilde servicio. Vayamos adelante con valentía bajo su protección, seamos agradecidos
por los humildes santos. Recemos al Señor para que nos haga humildes en nuestro servicio
y santos en compañía de los santos.
Al concluir sus palabras, el decano
del Colegio Cardenalicio, cardenal Angelo Sodano dirigió unas palabras de agradecimiento
al Santo Padre y refiriéndose a la rueda de los santos de fray Angélico lo felicitó
por su onomástica en nombre de todos sus colaboradores de la Curia Romana.