Japón: oleada nacional e internacional de solidaridad con los afectados por el seísmo
Martes, 15 mar (RV).- La iglesia católica de Japón pidió a los fieles “mantener viva
la llama de la esperanza” y la Caritas japonesa lanzó una campaña de donativos a nivel
nacional. La iglesia católica de Japón pidió a los fieles “mantener viva la llama
de la esperanza” ante el dolor por la muerte de miles de personas víctimas del terrible
terremoto y maremoto que golpeó a esa nación el pasado viernes. Monseñor Martin Tetsuo
Hiraga, obispo de Sendai, la diócesis más afectada en unas declaraciones a la Agencia
FIDES recalcó lo difícil de la situación, pues aún no se conoce la verdadera magnitud
del desastre y no se sabe cuantas son las personas muertas, cuántos los desaparecidos
y los desplazados. El obispo de Sendai reconoció que no saben cuántos fieles católicos,
de los 10 mil que componen la comunidad de la diócesis, han sido víctimas de esta
tragedia.
Por su parte, la Caritas japonesa lanzó una campaña de donativos
a nivel nacional, y está trabajando junto a las diócesis para apoyar a los afectados
por el terremoto y el tsunami. Un comunicado de la Caritas Internationalis explica
que además de la operación humanitaria, uno de los objetivos es concentrar los esfuerzos
especialmente en la fase de rehabilitación de las víctimas, en especial dar ayuda
psicológica y moral” a los más afectados por la catástrofe. Caritas Japón, que está
en contacto con la diócesis de Sendai, se está preparando para la distribución de
su ayuda, concentrándose en los damnificados que no tengan acceso a los servicios
públicos.
El director de Caritas de Japón, el padre Diasuke Narui está viajando
hacia Sendai, donde participará, mañana con el obispo de esta diócesis y con otros
prelados japoneses, en un encuentro de emergencia para coordinar las medidas necesarias
para que la Iglesia católica pueda ayudar a las personas más afectadas por la inmensa
tragedia. En unas declaraciones a la agencia Fides, el padre Narui ha puesto de relieve
la gran disponibilidad de numerosos jóvenes voluntarios, que desean ir a los lugares
más golpeados.
El Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los
Pueblos, cardenal Ivan Dias, ha enviado un telegrama a la Conferencia Episcopal de
Japón, expresando también, en nombre de todo su dicasterio, su pesar, solidaridad
y oraciones por las víctimas causadas por el terremoto y posterior tsunami del pasado
viernes en el noreste del país.
El presidente de la Conferencia Episcopal de
Perú, monseñor Miguel Cabrejos pidió abrir el corazón del mundo hacia la solidaridad
con quienes sufren a causa del desastre natural que azotó Japón. En una carta dirigida,
este lunes, a monseñor Peter Takeo Okada, arzobispo de Tokio y presidente de la Conferencia
Episcopal de Japón, Monseñor Cabrejos, arzobispo de Trujillo, expresó el pésame al
pueblo y a la Iglesia del Japón. En la misiva, Monseñor Cabrejos manifiesta que los
peruanos comparten el profundo dolor que aflige al pueblo y a la Iglesia del Japón,
que han enlutado muchas familias y ha afectado la vida, la economía y las actividades
de tan noble nación”. Asimismo, el presidente del episcopado peruano manifiesta su
cercanía en la oración para pedir “a Dios que conceda la paz eterna a quienes han
fallecido, que conceda la salud y la pronta recuperación a los que han quedado heridos,
y que abra el corazón del mundo hacia la solidaridad.
Por su parte, también
el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), cardenal Antonio María Rouco
Varela, ha enviado un mensaje de condolencia al Arzobispo de Osaka y Presidente de
la Conferencia Episcopal de Japón, Mons. Leo Jun Ikenaga, con motivo del terremoto
y el posterior tsuanmi que han asolado esta nación.
En nombre de los obispos
españoles, el cardenal Rouco transmite su profunda condolencia y solidaridad en la
oración ante el Señor. “Pedimos el pronto restablecimiento de los heridos – puede
leerse en el texto -, el descanso eterno para los difuntos, y el consuelo para quienes
han perdido familiares y amigos, así como sus bienes materiales. Que el misterio de
Cristo, muerto y resucitado, les ilumine en la oscuridad de este difícil momento”.