En el Ángelus: Benedicto XVI ora y manifiesta su cercanía a quienes en el Japón han
sufrido las consecuencias del terremoto y posterior tsunami
Domingo, 13 mar (RV).- Benedicto XVI, como todos los domingos, ha dirigido desde la
ventana de su apartamento del palacio Apostólico la oración mariana del Ángelus, ante
una multitud de fieles y peregrinos que, no obstante la lluvia, se hicieron presentes
en la Plaza de San Pedro. El Santo Padre tras el rezo mariano ha tenido presente
a las víctimas a causa del terremoto y porterior maremoto que han asolado la parte
septentrional de Japón:
Las
imágenes del trágico terremoto y del posterior tsunami en Japón nos han dejado a todos
fuertemente impresionados. Deseo renovar mi espiritual cercanía a las queridas poblaciones
de aquel País, que con dignidad y valentía están afrontando las consecuencias de tal
calamidad. Rezo por las víctimas y por sus familiares, y por todos aquellos que sufren
a causa de estos tremendos acontecimientos. Animo a cuantos, con encomiable prontitud,
se han comprometido para ayudarles. Permanezcamos unidos en la oración. ¡El Señor
nos está cerca!
En este primer Domingo de Cuaresma, el Santo Padre ha recordado
que es el Tiempo litúrgico de cuarenta días que constituye en la Iglesia un itinerario
espiritual de preparación para la Pascua.
Se
trata sustancialmente de seguir a Jesús que se dirige decisivamente hacia la Cruz,
culmen de su misión de salvación. Si nos preguntamos: ¿por qué la Cuaresma? ¿por qué
la Cruz?, la respuesta, en términos radicales es esta: porque existe el mal, es más,
el pecado, que según las Escrituras es la causa profunda de todo mal.
Esta
afirmación, ha subrayado el sucesor de Pedro, no se debe dar por adquirida, la misma
palabra “pecado”, no ha sido aceptada por muchos, porque presupone una visión religiosa
del mundo y del hombre. En efecto es verdad: si se suprime a Dios del horizonte del
mundo, no se puede hablar de pecado. Como cuando se pone el sol, desaparecen las sombras;
las sombras solamente aparecen cuando hay sol; así el eclipse de Dios comporta necesariamente
el eclipse del pecado.
Por
ello el sentido del pecado – que es una cosa diversa del “sentido de culpa” como lo
entiende la psicología – se adquiere descubriendo de nuevo el sentido de Dios. Lo
expresa el salmo Miserere, atribuido al rey David en ocasión de su doble pecado de
adulterio y de homicidio: “Contra ti – dice David dirigiéndose a Dios –contra ti solo
pequé” (Sal 51,6).
Ante el mal moral, ha proseguido reflexionando el Pontífice,
la actitud de Dios es el de oponerse al pecado y salvar al pecador. Dios no tolera
el mal, porque es Amor, Justicia, Fidelidad; y precisamente por esto no quiere la
muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Por salvar a la humanidad, Dios
interviene: lo vemos en toda la historia del pueblo judío, a partir de la liberación
de Egipto, ha recordado Benedicto XVI:
Dios ha
determinado liberar a sus hijos de la esclavitud para conducirles a la libertad. Y
la esclavitud más grave y más profunda es precisamente la del pecado. Por eso Dios
ha enviado a su Hijo al mundo: para librar a los hombres del dominio de Satanás, “origen
y causa de todo pecado”. Lo ha enviado en nuestra propia carne mortal para que se
convirtiera en víctima de expiación, muriendo por nosotros en la cruz.
Antes
de concluir su breve alocución previa a la plegaria mariana Benedicto XVI ha afirmado
que, “contra este plan de salvación definitivo y universal, el Diablo se ha opuesto
con todas sus fuerzas, como demuestra en particular el Evangelio de las tentaciones
de Jesús en el desierto, que viene proclamado cada año el Primer Domingo de Cuaresma.
En efecto, entrar en este Tiempo Litúrgico, ha subrayado el Papa, significa
cada vez ponerse de la parte de Cristo contra el pecado, afrontar - tanto personalmente,
como con la Iglesia – el combate espiritual contra el espíritu del mal (Miércoles
de Ceniza, Oración Colecta). Por ello invocamos la maternal ayuda de María Santísima
para el camino cuaresmal recientemente comenzado, para que sea rico en frutos de conversión.
Y a este punto el Papa ha pedido que se recuerde, especialmente en la oración, tanto
a él como a sus colaboradores de la Curia Romana, que esta tarde iniciarán la semana
de Ejercicios espirituales.
Tras el rezo del Ángelus y del responso por los
fieles difuntos el Santo Padre ha saludado en varias lenguas. Estas han sido sus palabras
en español:
Saludo
con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana,
en particular al grupo de ucranianos llegados desde España y a los fieles de las parroquias
de san Nicolás, de Plasencia y san Francisco de Sales, de Mérida. En este tiempo de
Cuaresma, la imagen del desierto nos invita a recogernos interiormente y, con espíritu
de penitencia, progresar en nuestro camino espiritual. Que apoyados en la Palabra
de Dios y guiados por el ejemplo del Salvador vivamos con alegría y aprovechemos este
tiempo de gracia. Os ruego también un recuerdo particular por mí y por mis colaboradores
de la Curia romana, que esta tarde comenzaremos los ejercicios espirituales. Feliz
domingo.