Cuaresma: un mundo descristianizado requiere una nueva evangelización y ‘nuevos’
sacerdotes
Lunes, 7 mar (RV).- Se ha hecho público este mediodía el mensaje que el prefecto de
la Congregación para el Clero, cardenal Mauro Piacenza, ha dirigido a los sacerdotes
con motivo de la Cuaresma 2011. Haciendo hincapié en que el periodo cuaresmal es un
«tiempo de gracia que nos llama a vivir juntos una conversión renovada, como siempre
nuevo es también el Don del Sacerdocio ministerial, a través del cual, el Señor Jesús
se hace presente en nuestra existencias y, por medio de ellas, en la vida de todos
los hombres», el purpurado destaca que «conversión, para nosotros los sacerdotes,
significa ante todo adecuar cada vez más nuestra vida a la predicación, que cotidianamente
nos es dado ofrecer a los fieles, siendo así, Evangelio vivo».
Tras recordar
la importancia de la identidad sacerdotal y de profundizar los misterios celebrados,
en especial la Santísima Eucaristía, el cardenal Piacenza reitera que «un mundo descristianizado
requiere una nueva evangelización y que ésta, a su vez, reclama Sacerdotes ‘nuevos’».
Pero
sacerdotes nuevos, «no en el sentido de una carrera superficial que siga cada efímera
moda pasajera», sino con un corazón profundamente renovado en toda Santa Misa. Renovado
según la medida de la caridad del Santísimo Corazón de Jesús, Sacerdote y Buen Pastor,
subraya el prefecto de la Congregación para el Clero, para luego señalar que «es particularmente
urgente la ‘conversión del ruido, al silencio’, del afanarnos con los quehaceres,
al ‘estar con Jesús’, participando cada vez con mayor conciencia en Su ser», pues
«¡toda acción pastoral debe ser siempre eco y dilatación de lo que el Sacerdote es!»
El
mensaje cuaresmal del cardenal Piacenza alienta a los sacerdotes a vivir profundamente
el sentido eclesial, redescubriendo la belleza de ser un pueblo en éxodo – abarcando
todo el orden sacerdotal y todos los fieles, que ven en sus pastores un modelo seguro
de referencia y que de ellos esperan renovado y luminoso testimonio.
Sin olvidar
la conversión a la cotidiana participación en el sacrificio de Cristo en la Cruz,
el prefecto de la Congregación para el Clero pone de relieve que «todo sacerdote,
alter Christus, está llamado, como los grandes santos, a vivir en primera persona
el misterio de esta sustitución vicaria, al servicio de los hermanos, sobre todo en
la fiel celebración del Sacramento de la Reconciliación, buscado para sí mismos y
ofrecido a los hermanos, en unión con la dirección espiritual y en la cotidiana ofrenda
de la propia vida en reparación de los pecados del mundo».
«Sacerdotes serenamente
penitentes ante el Santísimo Sacramento, capaces de llevar la luz de la sabiduría
evangélica y eclesial a las circunstancias contemporáneas, que parecen desafiar nuestra
fe, siendo en realidad auténticos profetas, capaces a su vez de lanzar al mundo el
único desafío auténtico, el del Evangelio, que llama a la conversión», exhorta el
cardenal Piacenza, que antes de concluir su mensaje de Cuaresma dirigido a los sacerdotes,
recuerda que algunas veces la fatiga es verdaderamente mucha, que son pocos los presbíteros
con respecto a las necesidades de la Iglesia.
«Pero si no nos convertimos,
seremos cada vez menos, porque sólo un sacerdote renovado, convertido, ‘nuevo’ llega
a ser instrumento, a través del cual el Espíritu llama a nuevos sacerdotes», advierte
el prefecto de la Congregación para el Clero, que termina su mensaje invitando a los
sacerdotes a encomendar este camino cuaresmal a la Virgen María, Reina de los Apóstoles,
implorando de la Divina Misericordia, «para que siguiendo el modelo de la Madre celestial,
también nuestro corazón sacerdotal sea ‘refugio de los pecadores’».