Convenio internacional sobre el agua: “Dame de beber”
Viernes, 25 feb (RV).- El jueves 24 de febrero, quedó inaugurado en Roma el Convenio
internacional sobre el agua organizado por Greenaccord, una asociación cultural sin
fines de lucro de inspiración cristiana. El secretario del Pontificio Consejo Justicia
y Paz, Mons. Mario Toso abrió la jornada de estudio bajo el tema “Dame de beber” con
un fuerte llamamiento a la centralidad de la cuestión hídrica para el futuro de la
humanidad y para el desarrollo integral de los pueblos explicando que “el derecho
al agua promana del derecho primario a la vida y que de ello deriva que el agua tiene
tal relevancia social que los Estados no pueden demandar sobre ella la administración
privada”.
Mon. Mario Toso, expuso en su intervención que el agua es un derecho
universal inalienable. El secretario del dicasterio vaticano destacó que se trata
de un bien común y no de una mercancía, por lo que pertenece a todos, por ello dijo
“su administración no puede obedecer solo a las razones del mercado ni puede quedar
en manos exclusivamente del sector privado, sino que necesita ser sometida a un control
democrático y participado que debe ser promovido a través de una ciudadanía activa
en confrontación directa con las mismas instituciones públicas”.
En su ponencia
el secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz recordó que la demostración del
fracaso de las políticas de abastecimiento y distribución del agua inspiradas en un
criterio exclusivamente económico y privado, se puede observar en el caso de países
como Colombia, Filipinas, Ghana, cuyas capitales están desproveídas de una adecuada
red hídrica pública.
Destacó que en estas ciudades el costo del agua abastecida
por privados mediante coches cisternas es de tres a seis veces superior al de metrópolis
como Nueva York y Londres. “Se llega a la paradoja -denunció- de que los pobres pagan
mucho más que los ricos por aquello que debería ser un derecho universal, es decir
el acceso al agua potable.
Mons. Toso también se refirió al conflicto dramático
y a veces violento destinado a explotar cuando diversas poblaciones hacen uso, para
la propia subsistencia, de las mismas reservas hídricas, y recordó que muchos análisis
estratégicos al respecto prevén que en un futuro, tras las guerras por el petróleo
que han caracterizado los últimos decenios, asistiremos a nuevas guerra por el agua.
El secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz señaló que el estado de
salud hídrica del planeta es alarmante, mil millones de personas -citó- no tienen
acceso al agua potable segura. Además, debido a los cambios climáticos, a esta enorme
cifra podrían añadirse antes del año 2050 más de dos mil millones de individuos. Dijo
que según las previsiones, del 5 al 25% de los usos globales de agua dulce probablemente
superarán a largo plazo el abastecimiento disponible y por ello aproximadamente la
mitad de la población mundial, antes del 2025 estará condenada al deber de afrontar
las consecuencias de la escasez del agua.