El Papa exhorta a los seminaristas etíopes y eritreos a aprovechar su experiencia
de comunión en el Colegio Pontificio de Roma como “una contribución preciosa al crecimiento
y a la pacífica convivencia” de ambas naciones
Sábado, 29 ene (RV).- Con gran alegría Benedicto XVI acogió esta mañana a los miembros
de la Comunidad del Pontificio Colegio Etíope Vaticano, en el 150 aniversario del
«nacimiento en el Cielo de san Justino De Jacobis», «digno hijo de san Vicente de
Paúl», que fue sacerdote, misionero y obispo, y que desarrolló su apostolado de forma
ejemplar, en particular al servicio del pueblo abisinio.
Destacando que por
su pasión educativa, especialmente en la formación de los sacerdotes, se puede considerar
justamente a san Justino De Jacobis patrono de este Colegio - que la Divina Providencia
ha colocado al lado del sepulcro del Apóstol Pedro, «como signo de los profundos lazos
de comunión que unen a la Iglesia en Etiopía y en Eritrea con la Sede Apostólica»
- el Papa dirigió con cariño su pensamiento a las comunidades de origen de los queridos
sacerdotes y seminaristas de esta benemérita institución y alentó a los presbíteros
y los candidatos al sacerdocio para que en su futuro ministerio impulsen el amor a
Dios y a la Iglesia, aun entre sufrimientos y persecuciones:
«Volviendo
a vuestras comunidades de origen o acompañando a vuestros connacionales emigrados
al exterior suscitad en cada uno el amor a Dios y a la Iglesia, siguiendo el ejemplo
de san Justino de Jacobis. Él coronó su fecunda contribución a la vida religiosa y
civil de los pueblos abisinios con el don de su vida, silenciosamente entregada a
Dios después de muchos sufrimientos y persecuciones. Fue beatificado por el Venerable
Pío XII, el 25 de junio de 1939 y canonizado por el Siervo de Dios Pablo VI, el 26
de octubre de 1975».
Tras hacer hincapié en que también para ellos - sacerdotes
seminaristas - está trazada la senda de la santidad y que Cristo sigue estando presente
en el mundo, revelándose por medio de aquellos que, como san Justino De Jacobis, se
dejan animar por su Espíritu, Benedicto XVI recordó una vez más que «Cristo, el eterno
Sacerdote de la Nueva Alianza, que con su especial vocación al ministerio sacerdotal
ha ‘conquistado’ nuestra vida, no suprime las cualidades características de la persona.
Todo lo contrario, las eleva, las ennoblece y, haciéndolas suyas, las llama al servicio
de su misterio y de su obra».
«Cristo – enfatizó el Papa – es inseparable
de la Iglesia, que es su Cuerpo. Es en la Iglesia que Cristo enlaza más estrechamente
a sí a los bautizados y, alimentándolos en la Mesa eucarística, los hace partícipes
de su vida gloriosa». Por lo que «la santidad se coloca en el corazón mismo del misterio
eclesial y es la vocación a la que todos estamos llamados»:
«Los santos no
son un adorno que reviste exteriormente a la Iglesia, sino que son como flores de
un árbol que revelan la inextinguible vitalidad de la linfa que lo recorre por dentro.
Cuán bello es contemplar a la Iglesia así, de forma ascensional hacia la plenitud
del Vir perfectus. En continua, fatigosa y progresiva maduración. Dinámica impulsada
hacia el cumplimiento pleno en Cristo».
Antes de impartirles su Bendición,
Benedicto XVI renovó sus exhortaciones, aprecio y cariño a esta comunidad, «signo
de esperanza» para la Iglesia y de paz para sus pueblos:
«Queridos sacerdotes
y seminaristas del Pontificio Colegio Etiópico, vivid con alegría y entrega este periodo
importante de vuestra formación, a la sombra de la cúpula de San Pedro. Caminad con
decisión por la senda de la santidad. Sois un signo de esperanza, especialmente para
la Iglesia en vuestros países de origen. Estoy seguro de que la experiencia de comunión
vivida aquí en Roma os ayudará también a llevar una contribución preciosa al crecimiento
y a la pacífica convivencia de vuestras amadas naciones. Acompaño vuestro camino con
mi oración y, por intercesión de san Justino de Jacobis y de la Virgen María, os imparto
con afecto la Bendición Apostólica, que extiendo con gusto a las Hermanas de la Virgen
Niña, al personal de la casa y a todos vuestros seres queridos».