Audiencia general: el Papa dedica la catequesis a santa Juana de Arco, “un bello ejemplo
de santidad para los laicos comprometidos, especialmente en las situaciones más difíciles”
Miércoles, 26 ene (RV).- Santa Juana de Arco, quemada en la hoguera a los 19 años,
en 1431, condenada por “hombres de Iglesia y teólogos incapaces de ver la belleza
de su alma'', ha sido citada por Benedicto XVI como “ejemplo para los laicos comprometidos
en la vida política, especialmente en las situaciones más difíciles”. A este respecto,
Benedicto XVI nos ha invitado a leer el compromiso de Juana para ''la liberación de
su pueblo, entendido como una obra de justicia humana que se cumple en la caridad''.
Para
Juana de Arco, como será "un siglo después para otro gran santo, Tomás Moro'' -ha
afirmado el Papa durante la Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano, ante
unos 4.000 fieles y peregrinos de distintos países-, “la fe es la luz que ilumina
cualquier opción de vida” y en Jesús 'se contempla toda la realidad’ de la Iglesia,
ya sea triunfante en el cielo, ya sea militante en la tierra”.
“Los teólogos
que condenaron a Juana de Arco -ha afirmado el Pontífice- a diferencia de otros teólogos
que han iluminado la universidad de París, como Buenaventura o Duns Scoto, fueron
teólogos que les faltó la caridad y la humildad de ver en esta joven mujer, la acción
de Dios” y que confirman las palabras de Jesús cuando dice: “los misterios son revelados
en el corazón de los pequeños y escondidos a los doctos y los poderosos”. Tras el
proceso de condena, ha recordado el Papa, siguió años después de su muerte, un proceso
de ‘nulidad’ “querido por el Papa Calixto III que reconoció la inocencia de la joven
santa y su perfecta fidelidad a la Iglesia” “Muy fuerte y determinada, con sólo
17 años -ha subrayado el Santo Padre- Juana, heroína francesa, logró convencer, no
sin pocas dificultades, a hombres inseguros y desalentados, a encontrar el delfín
de Francia, el futuro Carlos VII, y a superar el examen de teólogos de la universidad,
ella, que no sabía ni "leer ni escribir". El compromiso de la santa francesa para
la ''liberación de su pueblo'', ha explicado el Papa, fue decidido por la santa cuando
tenía trece años, tras la llamada “a través de la voz del arcángel Miguel.
Este
ha sido el resumen que de su la catequesis ha hecho Benedicto XVI en español para
los peregrinos de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI:
Queridos
hermanos y hermanas:
Santa Juana de Arco nació en Domremy, Francia,
en el seno de una familia campesina acomodada, en la que recibió una buena educación
cristiana. Su vida se enmarca en el conflicto bélico que vio la ocupación de buena
parte de Francia por Inglaterra y que se conoce como la Guerra de los Cien años. Muy
joven, Juana sintió la llamada del Señor a intensificar su vida cristiana, haciendo
voto de virginidad y sacando fuerzas de la oración y los sacramentos para comprometerse
en la liberación de su pueblo. En este sentido, luchó para levantar el cerco inglés
de la ciudad de Orleans y apoyó al futuro Rey Carlos, que recibió la corona de Francia
en Reims. Apresada por sus enemigos, fue conducida a la ciudad de Rouen y sometida
a un largo y dramático proceso judicial, siendo condenada a la hoguera el treinta
de mayo de mil cuatrocientos treinta y uno. Tenía diecinueve años. Sus jueces fueron
incapaces de comprenderla, de ver la belleza de su alma. No supieron que acabaron
condenando a una mujer santa. Revisado posteriormente el juicio a instancias del Papa
Calixto Tercero, fue declarada inocente, siendo canonizada en mil novecientos veinte
por Benedicto Quince.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en
particular a los fieles de la Parroquia de Santa Fe, a los Hermanos de la Cofradía
de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Fuensanta, de Morón de la Frontera, a los profesores
venidos de Chile, así como a los demás grupos procedentes de España, Méjico y otros
países latinoamericanos. Que a ejemplo de Santa Juana de Arco encontréis en el amor
a Jesucristo la fuerza para amar y servir a la Iglesia de todo corazón. Muchas gracias.
Como
siempre el Santo Padre, antes de finalizar la audiencia, ha saludado a los jóvenes,
a los enfermos y a los recién casados. Hoy, celebramos la memoria litúrgica de los
santos Timoteo y Tito, discípulos de san Pablo. “Queridos jóvenes, como estos siervos
fieles del Evangelio, os invito a que manifestéis cada vez de una manera más fuerte
y convencida vuestra adhesión a Jesús, para ser verdaderos testigos en esta sociedad”.
“Os invito también a vosotros, queridos enfermos, -ha proseguido el Pontífice-
que siguiendo su ejemplo, hagáis vuestros los sentimientos de Cristo, para encontrar
consuelo en Él, que continúa su obra de redención en la vida de cada hombre. Y a vosotros,
queridos recién casados, descubrid cada día en la vida conyugal el misterio de Dios
que se nos da para la salvación de todos, para que vuestro amor sea siempre más verdadero,
duradero y solidario hacia los demás”.