Sábado, 08 ene (RV).- “El Papa, los pobres, los niños”: es el título del editorial
del Padre Federico Lombardi, para el informativo semanal “Octava Dies”, del Centro
Televisivo Vaticano, dedicado precisamente a dos momentos especiales del Papa en el
tiempo de Navidad.
Como fueron el almuerzo que Benedicto XVI ofreció, el 26
de diciembre, a las personas asistidas por las diversas comunidades romanas de las
Misioneras de la Caridad, con motivo del centenario del nacimiento de la Beata Madre
Teresa de Calcuta. Y, la víspera de la Epifanía, cuando el Papa visitó a los niños
ingresados en el Policlínico Gemelli de Roma, bendijo un centro para niños con espina
bífida y distribuyó regalos a los jóvenes pacientes de las unidades de pediatría,
destacando con emoción que «todo niño refleja el rostro de Dios»:
En el
tiempo navideño, el Papa no deja de vivir un momento de encuentro y de fiesta con
pobres y niños. Así ha hecho también este año, almorzando el 26 de diciembre con los
asistidos por las comunidades de las Misioneras de la Caridad, y visitando el 5 de
enero a los niños hospitalizados en el Policlínico Gemelli… Es un pequeño gesto,
pero quiere decir mucho. No es una apurada formalidad. Es algo que pertenece a la
esencia de la vida de la Iglesia y por lo tanto también del servicio del Papa. Dios
es caridad. Dios es amor. Es el título del primer gran escrito de Benedicto XVI. Y
a lo largo del camino, Jesús se ha inclinado a menudo ante los pobres y los enfermos,
ha acogido y abrazado los niños que iban hacia él… El tiempo de la Navidad evoca
espontáneamente la exigencia de solidaridad; el Dios hecho niño nos ayuda a reconocer
en cada niño su imagen, a acoger con afecto y trepidación la vida que nace, y que
en su fragilidad reclama cuidado y protección. El mensaje es valido para cada día
del año. La Iglesia reza, escucha la Palabra y celebra en la Eucaristía el encuentro
con Dios, pero vive de amor operoso, y en este amor son privilegiados los pequeños,
y aquellos que humanamente y socialmente corren el riesgo de ser olvidados. Naturalmente
también el camino del Papa pasa por esta etapa en cada uno de sus tiempos y en cada
una de sus peregrinaciones