Ángelus: el Papa califica de 'vil gesto de muerte' la masacre ocurrida contra la
Iglesia copta en Alejandría de Egipto y alienta a las familias congregadas en Madrid
a vivir con renovado entusiasmo la vocación cristiana en el seno del hogar
Domingo, 02 ene (RV).- Benedicto XVI a las doce, desde la ventana del palacio Apostólico
ha dirigido la plegaria mariana del Ángelus para los miles de fieles y peregrinos
que se han congregado en la plaza de San Pedro para rezar a la Madre de Dios con el
Papa y ha expresado su dolor por la masacre ocurrida la noche del 31 de diciembre
al uno de enero contra la Iglesia copta en Alejandría de Egipto:
Ayer por
la mañana conocimos con dolor la noticia del grave atentado contra la comunicad cristiana
copta ocurrido en Alejandría de Egipto. Este vil gesto de muerte, como el de colocar
bombas, también ahora cerca de las casas de los cristianos en Irak para obligarles
a que se vayan, ofende a Dios y a la humanidad entera, que precisamente ayer ha rezado
por la paz y ha comenzado con esperanza un nuevo año. Ante esta estrategia de violencia
que tiene como punto de mira a los cristianos, y que tiene consecuencias sobre toda
la población, rezo por las víctimas y los familiares, y animo a las comunidades eclesiales
a perseverar en la fe y en el testimonio de la no violencia que proviene del Evangelio.
Pienso a los numerosos agentes pastorales asesinados en el 2010 en las distas partes
del mundo: a ellos va igualmente nuestro afectuoso recuerdo ante el Señor. ¡Permanezcamos
unidos en Cristo, nuestra esperanza y nuestra paz!
El
Santo Padre en su breve alocución previa a la plegaria mariana del Ángelus ha renovado
su felicitación por el nuevo año y ha dado las gracias a cuantos han enviado mensajes
de cercanía espiritual y seguidamente ha reflexionado, como es habitual, sobre el
Evangelio que hoy la Iglesia nos propone: el Prólogo del Evangelio de san Juan, proclamado
solemnemente el día de Navidad.
Este admirable texto expresa, en forma de
himno, el misterio de la Encarnación, predicado por los testigos oculares, los Apóstoles,
en particular Juan, cuya fiesta, se celebra, no por casualidad, el 27 de diciembre.
San Cromacio de Aquileya afirma que “Juan era el más joven de todos los discípulos
del Señor; el más joven de edad, pero el más anciano por la fe” (Sermo II,1 de Sancto
Iohanne Evangelista, CCl 9ª, 101)
Cuando
leemos el prologo del Evangelio de San Juan, el Evangelista - parangonado tradicionalmente
a un águila –se eleva por encima de la historia humana escrutando la profundidad de
Dios; pero rápidamente, siguiendo a su Maestro, vuelve a la dimensión terrena diciendo:
“Y la Palabra se hizo carne” (Jn 1,14). La Palabra es “una realidad viviente: un Dios
que se comunica haciéndose Él mismo Hombre” (J. Ratzinger, Teología de la liturgia,
LEV 2010, 618)
A este punto Benedicto XVI ha subrayado que en efecto Juan afirma,
siempre en su prólogo, que acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria” (Jn
1,14). San León Magno comenta que, “Él se abajó para asumir la humildad de nuestra
condición sin que fuese disminuida su majestad” (Tractatus XXI, 2, CCL 138, 86-87).
Y el Papa volviendo al Prólogo de san Juan recuerda que de su plenitud hemos recibido
gracia tras gracia” (Jn 1,16). Y san Agustín preguntándose cuál es la primera gracia
que hemos recibido responde que es “la fe” e inmediatamente afirma que la segunda
es “la vida eterna” (Tractatus in Ioh.III, 8.9.CCL 36,24.25).
Seguidamente
el Papa se ha dirigido en español a los fieles congregados en la Plaza de Colón de
Madrid celebrando por cuarto año consecutivo la fiesta de la Familia que habitualmente
se celebra el Domingo de la Sagrada Familia pero este año, por estar esta fiesta tan
cerca del día de Navidad se ha celebrado hoy, bajo el lema: “La familia Cristiana,
esperanza para Europa”.
Saludo con afecto a los numerosos Pastores y fieles
reunidos en la Plaza de Colón, de Madrid, para celebrar con gozo el valor del matrimonio
y la familia bajo el lema: “La familia cristiana, esperanza para Europa”. Queridos
hermanos, os invito a ser fuertes en el amor y a contemplar con humildad el Misterio
de la Navidad, que continúa hablando al corazón y se convierte en escuela de vida
familiar y fraterna. La mirada maternal de la Virgen María, la amorosa protección
de San José y la dulce presencia del Niño Jesús son una imagen nítida de lo que ha
de ser cada una de las familias cristianas, auténticos santuarios de fidelidad, respeto
y comprensión, en los que también se transmite la fe, se fortalece la esperanza y
se enardece la caridad. Aliento a todos a vivir con renovado entusiasmo la vocación
cristiana en el seno del hogar, como genuinos servidores del amor que acoge, acompaña
y defiende la vida. Haced de vuestras casas un verdadero semillero de virtudes y un
espacio sereno y luminoso de confianza, en el que guiados por la gracia de Dios se
pueda sabiamente discernir la llamada del Señor, que sigue invitando a su seguimiento.
Con estos sentimientos, encomiendo fervientemente a la Sagrada Familia de Nazaret
los propósitos y frutos de ese encuentro, para que sean cada vez más las familias
en las que reine la alegría, la entrega mutua y la generosidad. Que Dios os bendiga
siempre
Benedicto
XVI ha concluido su alocución previa al rezo mariano con estas palabras: “A la Virgen
María, que el Señor ha confiado como Madre al “discípulo que Él amaba”, pedimos la
fuerza de comportarnos como hijos “generados por Dios” (cfr. Jn 1,13), acogiéndonos
los unos a los otros y manifestando de esta manera el amor fraterno.
Benedicto
XVI antes de concluir el habitual encuentro con los fieles presentes en la Plaza de
San Pedro para rezar a la Virgen con el sucesor de Pedro, ha saludado en varias lenguas.
Este ha sido su saludo en español:
Saludo con afecto a los peregrinos de
lengua española presentes en esta oración mariana. La liturgia de este tiempo de Navidad
nos conduce a contemplar con asombro a Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, el
Emmanuel. Os invito en estos días santos a abrir vuestras almas a este misterio de
infinito amor. Que a ello os ayude la Santísima Virgen María y san José, cuya protección
invoco sobre todas las familias, particularmente sobre las que se encuentran en dificultad
o están probadas por la incomprensión y la división. El Salvador, luz del mundo, conceda
a todas la gracia para superar cualquier contrariedad, y de este modo puedan avanzar
siempre por el camino del bien. Feliz domingo