Ángelus: recuerdo especial de Benedicto XVI para los cristianos que han vivido la
llegada del Salvador en medio de la violencia, la guerra y la intolerancia y nuevo
llamamiento a abandonar el camino del odio
Domigo, 26 dic (RV).- En este día después de la solemnidad de la Navidad en que la
liturgia nos propone celebrar, en el primer domingo después del nacimiento de Jesús,
la fiesta de la Sagrada Familia, Benedicto XVI ha querido recordar a todos los que
les ha tocado vivir la llegada del Salvador del mundo en medio de la violencia, la
guerra y la intolerancia. Para todos ellos ha hecho un llamamiento a la paz a la serenidad
y la esperanza.
En este tiempo
de Navidad, el deseo y la invocación del don de la paz se intensifican. Pero nuestro
mundo continúa estando marcado por la violencia, especialmente contra los discípulos
de Cristo. He sabido con gran tristeza el ataque que se ha producido contra una iglesia
católica en Filipinas, mientras se celebraban los ritos del día de Navidad, así como
los ataques perpetrados contra iglesias cristianas en Nigeria. La tierra se ha vuelto
a manchar de sangre en otras partes del mundo como en Pakistán. Deseo expresar mi
más sentido pésame a las víctimas de esta violencia absurda y sin sentido, y repito
una vez más el llamamiento a abandonar el camino del odio para encontrar soluciones
pacíficas a los conflictos y dar seguridad y serenidad a las queridas poblaciones.
En este día que celebramos la Sagrada Familia, que vivió la dramática experiencia
de tener que huir a Egipto a causa de la furia homicida de Herodes, también recordamos
a todos aquellos -especialmente las familias- que se ven obligados a huir de sus hogares
a causa de la guerra, de la violencia y la intolerancia. Os invito, pues, a que me
acompañéis en la oración para pedir con fuerza al Señor que toque los corazones de
los hombres y lleve la esperanza, la reconciliación y la paz.
El Santo
Padre ha hecho este llamamiento después del rezo mariano del Ángelus. Su alocución
previa la ha dedicado a la Sagrada Familia. Ha invitado a los fieles a acoger su ejemplo
como “modelo de vida”. El Papa ha explicado que fueron los pastores de Belén, los
primeros testigos oculares del nacimiento de Jesús, que lo encontraron en un pesebre
al lado de María y José como cuenta el evangelio de Lucas, ante ellos se presentó
una escena familiar.
“Por eso la Liturgia nos hace celebrar, en el primer domingo
después de Navidad, la Fiesta de la Sagrada Familia, que este año prevalece sobre
la fiesta de san Esteban, y que nos invita a contemplar esta imagen en la que el pequeño
Jesús aparece en el centro de los afectos amorosos de sus padres”. En la pobre cueva
de Belén -escriben los padres de la Iglesia, ha dicho el Pontífice- brilla una luz
muy intensa, reflejo del profundo misterio que rodea a aquel Niño, y que María y
José custodian en su corazón. Ellos conservan en lo más íntimo las palabras del anuncio
del ángel a María: “Aquel que nacerá será llamado Hijo de Dios”.
El nacimiento
de cada hijo trae consigo algo de este misterio! Lo saben bien los padres que lo recibe
como un regalo y que a menudo hablan como un don de Dios. A todos nos ha sucedido
oír hablar a un padre o una madre y decir: “este niño es un don, es un milagro". De
hecho, los seres humanos viven la procreación no como un simple acto reproductivo,
ha afirmado el Santo Padre, sino que perciben la riqueza, intuyen que toda criatura
humana que nace en la tierra es el "signo" por excelencia del Creador y Padre que
está en el cielo.
“¡Qué importante, es entonces, que cada niño que viene al
mundo, sea acogido en el calor de una familia! No importan las comodidades exteriores:
Jesús ha nacido en un establo y como primera cuna ha tenido un pesebre, pero el amor
de María y José le ha hecho sentir la ternura y la belleza de ser amado. De esto tienen
necesidad los niños: del amor del padre y de la madre”.
Este amor es el que
les da seguridad a los pequeños y que, creciendo, les permite descubrir el significado
de la vida”, ha señalado Benedicto XVI. La Sagrada Familia de Nazaret atravesó muchas
dificultades, como por ejemplo, la que menciona el Evangelio de San Mateo -la "matanza
de los Inocentes", que obligó a María y a José emigrar a Egipto. Pero, confiando en
la divina Providencia, encontraron su estabilidad y proporcionaron a Jesús una infancia
serena y una sólida educación”.
“Queridos amigos, -ha finalizado su alocución
el Santo Padre- la Sagrada Familia es sin duda única e irrepetible, pero al mismo
tiempo es "modelo de vida" para cada familia, porque Jesús, verdadero hombre, quiso
nacer en una familia humana, y al hacerlo la ha bendecido y consagrado. Encomendamos
por tanto, a la Virgen María y San José, todas las familias, para que no se desanimen
ante las pruebas y las dificultades, y cultiven siempre el amor conyugal y se dediquen
con confianza al servicio de la vida y de la educación.
Después del rezo mariano
del Ángelus, el Pontífice ha saludado en distintas lenguas estas han sido sus palabras
en español
Saludo cordialmente
a los fieles de lengua española que participan en esta oración mariana. En la fiesta
de la Sagrada Familia, contemplamos el misterio del Hijo de Dios que vino al mundo
rodeado del afecto de María y de José. Invito a las familias cristianas a mirar con
confianza el hogar de Nazaret, cuyo ejemplo de vida y comunión nos alienta a afrontar
las preocupaciones y necesidades domésticas con profundo amor y recíproca comprensión.
A vosotros y a vuestras familias os reitero mi cordial felicitación en estas fiestas
de Navidad. Que Dios os bendiga siempre.