2010-12-15 14:37:32

En la memoria litúrgica de San Juan de la Cruz, Benedicto XVI celebra la Santa Misa en el Monasterio Mater Eclesiae en el Vaticano


Martes, 15 dic (RV).- En el marco de la Memoria litúrgica de San Juan de la Cruz, y clausura del cuarto centenario de la fundación de la Orden de la Visitación, Benedicto VI celebró ayer la Santa Misa en el Monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano, en la que participaron siete monjas de dicho monasterio.

El Santo Padre en la homilía reflexionó en torno a Jesús, Palabra definitiva de Dios a los hombres, explicando que el Hijo del Hombre, donándose en persona ha mostrado el verdadero rostro del Padre, y comentó algunos pensamiento de san Juan de la Cruz, definido el Santo del misterio pascual. Al centro de su vida, en efecto esta la cruz, amada íntimamente. Viviendo la cruz –dijo Benedicto XVI- el santo comprendió que ella es amor y que en su misterio se cumple el misterio del amor.

El Papa subrayó que en el Antiguo Testamento eran muchas las formas en las que Dios se manifestaba y se aproximaba a su pueblo, entre ellas las visiones y las palabras proféticas. Todo esto sin duda alguna es una gran expresión de riqueza de la revelación, en la cual aparece un aspecto del misterio divino.

Al referirse al Nuevo Testamento Benedicto XVI observó que no son muchos los modos en los cuales Dios habla, porque –explicó- es en Jesús, en Cristo, en el que Dios hace sentir su Palabra. Retomando este concepto el Papa subrayó cómo en el Nuevo Testamento Dios no ha dicho algo más, sino que su palabra ha sido su propio Hijo. Y este es el concepto desarrollado por san Juan de la Cruz, quien consideraba que Dios lo dijo todo en su Hijo, y a través de Él, la humanidad puede conocer su rostro, el rostro de Dios trinitario. El Papa manifestó que la vocación del hombre es la de entrar en esta totalidad para ser tocado e impregnado por la riqueza del don que es Dios mismo.







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