Centenario de la Residencia de ancianos Villa Giuseppina de Roma
Miércoles, 15 dic (RV).- "El amor de Cristo conduce a reconocer en el hermano enfermo
el rostro del Señor". Así lo reconoció el cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone,
que ayer celebró una misa por la mañana en el Centenario de la Residencia de ancianos
Villa Giuseppina, de Roma. El cardenal recordó la figura de la fundadora Santa María
Crucifija de Rosa y en particular, su llamamiento a "amar, como primer deber, a los
enfermos, respetando su dignidad personal."
El testimonio de la fundadora,
afirmó el cardenal Bertone, revela " a partir del Misterio de Cristo, la visión que
es necesario tener con los enfermos." Éstos, dijo el Secretario de Estado, "no pueden
ser considerados sólo en su estado de enfermedad; antes de la falta de salud, ellos
llevan en sí mismos, de forma indeleble, la dignidad como personas". Y advirtió contra
"aquellos que piensan definir el misterio del hombre desde una sola perspectiva: la
materialista."
En realidad, de hecho, pensando de esta manera, explicó el cardenal
Bertone, no "se presta un servicio a la comprensión humana." Cuando esto sucede, dijo
el purpurado, "somos testigos del nacimiento de una gran soledad interior." El cardenal
Bertone concluyó su homilía animando a los fieles a no olvidar que "el cuerpo enfermo,
es para nosotros, una invocación de ayuda, porque nadie puede borrar la cuestión del
alma que se pregunta sobre el misterio de su propio dolor."