Ángelus: Benedicto XVI lamenta el mal que radica en el corazón del hombre y experimentamos
en la vida cotidiana, y señala a la Inmaculada como evidencia de que la gracia de
Dios es más grande que el pecado
Miércoles, 8 dic (RV).- Benedicto XVI encomienda a la Madre que Cristo nos ha donado,
las necesidades más urgentes de la Iglesia y del mundo y le ruega que nos ayude a
tener fe en Dios, a creer en su Palabra, a rechazar siempre el mal y elegir el bien.
En la cita para el rezo del Ángelus, que «en la solemnidad de la Inmaculada
Concepción de María adquiere una luz especial», Benedicto XVI ha recordado que, esta
tarde, pondrá a los pies de la Madre de Dios y Madre nuestra, a la Iglesia y al mundo,
en el tradicional homenaje a la Virgen, en la plaza de España, en el centro de Roma:
«Con este acto
de devoción me hago intérprete del amor de los fieles de Roma y del mundo entero hacia
la Madre que Cristo nos ha donado. A su intercesión encomiendo las necesidades más
urgentes de la Iglesia y del mundo. Que Ella nos ayude sobre todo a tener fe en Dios,
a creer en su Palabra, a rechazar siempre el mal y elegir el bien». Haciendo
hincapié en el Evangelio de la Anunciación que se proclama en la liturgia de esta
fiesta, en las palabras de saludo del ángel Gabriel a «la llena de gracia» - que es
como Dios mismo la conoce y como rezamos desde niños en el Ave María – el Papa ha
destacado que las palabras del mensajero de Dios presentan la explicación del misterio
que hoy celebramos. Y una vez más, ha puesto de relieve la esperanza y el consuelo
que resplandecen en la Madre de Cristo y que nos iluminan mostrándonos la misericordia
divina ante todo mal: «El misterio de
la Inmaculada Concepción es fuente de luz interior, de esperanza y de consuelo. En
medio de las pruebas de la vida y, especialmente, de las contradicciones que el hombre
experimenta dentro de sí y alrededor suyo, María, Madre de Cristo, nos dice que la
Gracia es más grande que el pecado, que la misericordia de Dios es más potente que
el mal y sabe transformarlo en bien. Lamentablemente, cada día experimentamos el mal,
que se manifiesta de muchos modos en las relaciones y en los acontecimientos, pero
que tiene su raíz en el corazón del hombre, un corazón herido, enfermo e incapaz de
curarse por sí solo». Ante la desobediencia a la voluntad de Dios,
que como la Sagrada Escritura nos revela, es el origen de todo mal, ante la muerte
que ha tomado el dominio, porque la libertad humana ha cedido a la tentación del Maligno,
Benedicto XVI ha reiterado que la Virgen Inmaculada nos invita sin cesar a confiar
en el Salvador: «A pesar de todo,
Dios prosigue su diseño de amor y de vida: a través de un largo y paciente camino
de reconciliación ha preparado la alianza nueva y eterna, sellada con la sangre de
su Hijo, que para ofrecerse a sí mismo en expiación ha ‘nacido de mujer’ (Gal 4,4).
Y esta mujer, la Virgen María, ha beneficiado por anticipado de la muerte redentora
de su Hijo y desde la concepción ha sido preservada del contagio de la culpa. Por
ello, con su amor inmaculado, Ella nos dice: encomendaos a Jesús, Él os salvará».
Después de un saludo especial a los miembros de la Pontificia
Academia de la Inmaculada, que habían acudido también este año a la Plaza de San Pedro,
para rezar con el Papa, llevando un gran cartel con el lema ‘La Inmaculada Vencerá’,
Benedicto XVI ha destacado, también en otras lenguas, el significado de esta solemnidad
tan amada, que nos recuerda la cooperación de María en el misterio de la Redención.
Éstas eran sus palabras en español: Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española, en particular a los profesores y alumnos del
Colegio Claret, de Madrid. En este día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, nos dirigimos a la madre del Señor para que ilumine
con su luz este tiempo de vigilante y confiada espera del Salvador, que es el Adviento.
Para que, meditando con docilidad la palabra de Dios, sepamos acoger a Cristo en nuestra
vida y llevarlo a los demás, con el testimonio de nuestra fe y caridad. Feliz fiesta
de la Inmaculada.