Benedicto XVI resalta la necesidad de construir una propuesta educativa basada en
los valores y con el acuerdo de la familia y la escuela
Sábado, 30 oct (RV).- Benedicto XVI ha alentado a crecer en el amor y testimonio de
Jesús - Maestro y Amigo - para que el mundo lo conozca, con especial atención a los
más necesitados. Más de 80 mil niños y adolescentes - entre 4 y 18 años - de la Acción
Católica Italiana, junto con numerosos padres y educadores, empezaron desde muy temprano,
esta mañana, a animar la Plaza de San Pedro, para este encuentro de fiesta y reflexión
con el Papa, con el lema «Hay algo más. Crezcamos juntos».
En un diálogo familiar,
con mucha ternura y con corazón de padre, de forma espontánea y sin papeles, Benedicto
XVI ha ido respondiendo a tres preguntas. La primera fue la de un niño, sobre cómo
‘llegar a ser grandes’; la segunda la formuló una adolescente, sobre las relaciones
afectivas y cómo aprender a amar; y la tercera una educadora, sobre cómo afrontar
el desafío de educar hoy. «Ser grandes significa ser personas con un corazón grande,
amigos de un amigo grande, Jesús, que nos da su grandeza también a nosotros».
«Cuando
yo era un niño de vuestra edad, era uno de los más pequeños de la clase. Y ello me
impulsaba a querer ser grande un día. Y no sólo en estatura, sino que quería hacer
algo grande, algo más de mi vida, aunque no conocía este ‘hay algo más’. Crecer en
altura implica éste ‘hay algo más’», ha afirmado Benedicto XVI, haciendo hincapié
en lo bello que es ser amigos de Jesús, escucharlo y hablar con él en la oración,
encontrarlo en los Sacramentos, en la Santa Misa y en la Confesión quiere decir hacerlos
conocer a los demás. Quiere decir estar con los más pobres, con los enfermos, con
los más necesitados. El Papa ha exhortado a los niños a decir bien fuerte cuán bello
es ser amigos de Jesús, ayudados por sus padres, sacerdotes y animadores:
«Así seréis grandes
de verdad, no sólo porque vuestra estatura aumenta, sino porque vuestro corazón se
abre a la alegría y al amor que Jesús os dona y así se abre a la verdadera grandeza
que es estar en el gran amor de Dios, que es también siempre el amor de los amigos.
Esperemos y recemos para crecer en este sentido, para encontrar ‘ese algo más’ y ser
verdaderamente personas con un corazón grande, amigos de un amigo grande, como Jesús,
que nos da su grandeza también a nosotros». En su respuesta a la adolescente,
el Papa ha destacado la importancia de aprender a amar para ser grandes y ha subrayado
que no se llega a ser grandes si nos miramos sólo a nosotros mismos, si estamos siempre
ante un espejo. Llegar a ser grandes es ser capaces de hacer que nuestra vida sea
un don para los demás. Ésta es la escuela del amor. Pero este amor tiene que tener
‘algo más’. «Tenemos que llevar en nosotros ese ‘algo más’. Yo también, como os decía,
en mi juventud quería algo más de lo que me ofrecía la sociedad de entonces», ha recordado
también Benedicto XVI, reiterando que «si se conoce la voluntad de Dios y si el mundo
corresponde a su voluntad, entonces se puede ser ‘algo más’.»
«Vosotros
no podéis y no debéis adaptaros a un amor reducido a mercadería, que se consuma sin
respeto para sí mismos y para los demás, incapaz de castidad y de pureza. Ésta no
es libertad. Así es mucho del amor que presentan algunos medios e Internet. Ese no
es amor. Es egoísmo, cerrazón, ilusión de un momento que no os hace felices. No os
hace grandes, sino que os ata como una cadena, que sofoca el pensamiento y los sentimientos
más bellos, los impulsos verdaderos del corazón, aquella fuerza inagotable que es
el amor y que encuentra en Jesús su máxima expresión y en el Espíritu Santo la fuerza
y el fuego que incendia vuestras vidas, vuestros pensamientos y vuestros afectos.
Si bien cueste sacrificio vivir de forma verdadera el amor, sin renuncias no se llega
a ninguna meta. Pero estoy seguro de que vosotros no tenéis miedo a la fatiga de un
amor comprometido y auténtico ¡Es el único que en fin de cuentas da la verdadera alegría!».
A
la pregunta de la educadora, Benedicto XVI ha respondido que ser «educadores significa
tener una alegría en el corazón y comunicarla a todos, para que la vida sea bella
y buena para todos. Significa ofrecer razones y metas para el camino de la vida, ofrecer
la belleza de la persona de Jesús y hacer que se enamoren de Él, de su etilo de vida,
de su libertad, de su gran amor lleno de confianza en Dios Padre. Significa sobre
todo tener siempre alta la meta de toda existencia hacia aquel ‘algo más’ que nos
viene de Dios». El Papa ha exhortado a los educadores a tener la valentía y la audacia
de no dejar nunca que Jesús falte en ningún ambiente – familia, escuela, deporte,
tiempo libre - brindando y testimoniando a todos la ternura del Señor, en particular
a los más necesitados y abandonados:
«Vosotros
sabéis bien que no sois los dueños de los niños y de los jóvenes, sino servidores
de su alegría en nombre de Jesús, guías hacia Él. Habéis recibido un mandato de parte
de la Iglesia para esta tarea. Cuando os adherís a la Acción Católica decís a vosotros
mismos y a todos que amáis a la Iglesia, que estáis dispuestos a ser corresponsables
con los Pastores de su vida y de su misión, en un asociación que se entrega por el
bien de las personas, por sus caminos de santidad y por los vuestros, por la vida
de las comunidades cristianas en la cotidianidad de la misión».
Al finalizar
el encuentro, Benedicto XVI tuvo palabras de gratitud para con todos, por esa alegría
– ha dicho - que lo hace rejuvenecer.
«Queridos amigos,
al final os agradezco por haber participado en este encuentro. Me gustaría quedarme
más con vosotros porque cuando estoy en medio de tanta alegría y entusiasmo ¡yo también
me lleno de alegría! Me siento rejuvenecido (aplausos) pero lamentablemente el tiempo
pasa rápido y otros me están esperando. Sin embargo mi corazón está con vosotros.
Queridos amigos, os invito a proseguir por vuestro camino, a ser fieles a la identidad
y a la finalidad de la Acción Católica. La fuerza del amor de Dios puede cumplir grandes
cosas en vosotros. Os aseguro que os recuerdo a todos en mi oración y os encomiendo
a la materna intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia, para que como Ella
podáis testimoniar que ‘hay algo más’, y la alegría de una vida llena de la presencia
del Señor ¡Gracias a todos de corazón!».
Además de los representantes de
las todas diócesis de Italia - 192 – participaron en este encuentro con Benedicto
XVI algunos chicos y jóvenes de la Acción Católica de Tierra Santa, España, Argentina,
Burundi y Rumanía. Esta gran jornada de fiesta ha querido ser una manifestación de
profunda gratitud al Santo Padre, que una vez más ha acogido a la Acción Católica
Italiana - representada por sus jóvenes generaciones - dijo el presidente nacional
Franco Miano, dando las gracias a Benedicto XVI por «su afecto, su testimonio de fe,
de amor a la Iglesia, de pasión por cada hombre. Por su apoyo a los débiles y a los
pobres de la tierra. Pues su palabra nos ayuda a tener confianza y a crecer, también
en los momentos más difíciles, en que la esperanza sigue siendo el horizonte más digno
del hombre».