Benedicto XVI subraya el patrimonio de las raíces cristianas de Eslovenia, “fermento
de consuelo y de esperanza, en su camino hacia la independencia, tras la caída del
régimen comunista”
Viernes, 22 oct (RV).- Al recibir al nuevo embajador extraordinario y plenipotenciario
de la República de Eslovenia, Maja Maria Lovrenčič Svetek, el Santo Padre ha expresado
su aprecio por los sentimientos de afecto de sus compatriotas, del presidente y miembros
del gobierno a quienes ha asegurado su afecto y cercanía. Refiriéndose a la integración
de la nación eslovena en la Unión Europea, el Papa ha afirmado que tiene entre sus
presupuestos fundamentales las comunes raíces cristianas del “viejo continente”. En
particular, a los santos Cirilo y Metodio, incansables misioneros en las regiones
centrales de Europa, a los que se debe el anuncio del Evangelio y el enraizamiento
del cristianismo en el ánimo de los pueblos eslavos.
El Pontífice ha señalado
que estas raíces de Eslovenia en los valores evangélicos “han reforzado su identidad
y enriquecido su propia cultura, contribuyendo a la cohesión del país y favoreciendo
sentimientos de amistad” con las otras naciones de aquella parte del continente europeo.
“Observando la historia, ha explicado el Papa, emergen con evidencia las huellas de
los valores morales y espirituales del cristianismo en la lengua y la literatura eslovenas”.
“Un
patrimonio -ha recordado el Santo Padre- que ha constituido, incluso en los momentos
difíciles y dolorosos, un constante fermento de consuelo y de esperanza, y ha sostenido
Eslovenia en su camino hacia la independencia, tras la caída del régimen comunista”.
En aquel momento la Santa Sede, ha subrayado el Papa “quiso estar particularmente
cerca de la nación eslovena”.
En el ejercicio de las prerrogativas democráticas,
el Pontífice ha querido poner también de relieve la reciente aprobación de la ley
que protege a cuantos han perdido el derecho de residencia, el derecho al trabajo
y a la asistencia sanitaria. El Papa ha animado a proseguir por este camino para aliviar
el sufrimiento de los más desprotegidos.
Benedicto XVI ha saludado como “un
positivo paso” el reciente ingreso de Eslovenia en la OCSE, la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico, “importante testimonio de apertura -ha dicho-
a la voluntad de colaborar con las otras naciones y loable intento de dedicarse a
las cuestiones que interesan la Comunidad internacional y a los desafíos globales”.
La misión específica de la Iglesia católica ha recordado finalmente el Pontífice
es la de “anunciar el Evangelio y mostrar a todos los hombres la salvación que viene
de Jesús”. “Un signo de vivacidad de la Iglesia de Eslovenia ha sido el Congreso
Eucarístico Nacional recientemente celebrado en Celje. Momento culminante de este
evento, presidido por el secretario de estado Tarcisio Bertone, ha resaltado el Papa,
fue la “beatificación del joven Lojze Grodde, martirizado por odio a la fe en un periodo
muy difícil de la historia del país”.
Benedicto XVI ha señalado ulteriores
manifestaciones de la vitalidad de la comunidad eclesial en tierra eslovena como son
las numerosas obras pastorales y caritativas en los distintos contextos sociales:
escuelas, hospitales, prisiones, ejército y otras instituciones.