Al dar su cordial bienvenida al nuevo Embajador de la República de Rumanía ante la
Santa Sede el Papa alienta el camino del país tras el totalitarismo del comunismo
Jueves, 21oct (RV).- Con su cordial bienvenida al nuevo Embajador de la República
de Rumanía ante la Santa Sede, Benedicto XVI ha expresado al presidente, Traian Basescu,
y a todo el pueblo rumano, sus mejores deseos de felicidad y paz, así como un saludo
fraterno a Su Beatitud Daniel, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rumana.
Ante
los múltiples desafíos de la nación rumana - que «hace veinte años, decidió escribir
un nuevo capítulo en su historia – afrontando con determinación un proceso de reconstrucción
y curación, después de tantos años vividos bajo el yugo de una ideología totalitaria,
que dejó cicatrices profundas en la mente de las personas y en la vida política y
económica», el Papa ha destacado que su entrada en la Unión Europea marcó «un hito
importante en la búsqueda de una verdadera democratización».
Alentando a hacer
prevalecer la integridad, la honestidad y la sinceridad, virtudes que deben inspirar
y orientar todos los ámbitos de la sociedad, en un mundo moderno cada vez más complejo,
Benedicto XVI ha destacado la riqueza de los pueblos rumanos, que deben contar con
el lugar que les corresponde. Ante la difícil herencia que dejó el comunismo, debido
a la desintegración de la sociedad y del individuo, el Papa ha recordado la importancia
de impulsar el buen uso de la libertad. Y «la verdadera libertad presupone la búsqueda
de la verdad y del bien».
En este proceso de reconstrucción, la familia es
primordial y se deben cumplir los esfuerzos necesarios para que pueda desempeñar su
función básica de la sociedad», ha reiterado el Santo Padre, poniendo de relieve también
la necesidad de promover la educación y formación de la juventud. Pues «familia y
educación son el punto de partida para la lucha contra la pobreza, en el respeto de
cada persona, de las minorías y de la vida».
Refiriéndose a la larga y rica
tradición religiosa rumana, que sufrió también durante décadas oscuras - quedando
aún heridas abiertas -Benedicto XVI ha alentado a impulsar la justicia tanto en ámbito
estatal, - mediante la promoción de un diálogo genuino entre el Estado y los diversos
líderes religiosos - como con la promoción de relaciones armoniosas entre las diferentes
comunidades religiosas. Acogiendo con satisfacción los esfuerzos realizados por los
sucesivos gobiernos para establecer las relaciones entre la Iglesia Católica y Rumanía,
el Papa ha destacado el vigésimo aniversario de la reanudación de las relaciones diplomáticas
y la nueva Ley de Culto.
Una vez más, Benedicto XVI ha recordado que por su
parte, la Iglesia católica quiere seguir ofreciendo su contribución específica, para
la construcción y para impulsar el diálogo ecuménico. «El testimonio de la fraternidad
entre católicos y ortodoxos, en un espíritu de caridad y la justicia debe prevalecer
sobre las dificultades y los corazones abiertos a la reconciliación», ha reiterado
el Papa evocando los frutos de la histórica visita de Juan Pablo II, la primera a
una nación de mayoría ortodoxa.