Benedicto XVI renueva su llamamiento a que surja una nueva generación de católicos
que se comprometan en la actividad política sin complejos de inferioridad
Jueves, 14 oct (RV).- Benedicto XVI afirma en su mensaje con motivo del inicio este
jueves de la Semana Social de los Católicos Italianos que “el bien común es aquello
que construye y cualifica a la ciudad de los hombres, el criterio fundamental de la
vida social y política”.
Partiendo del tema escogido para la Semana Social
de este año “Católicos en la Italia de hoy. Una agenda de esperanza para el futuro
del país”, el mensaje del Papa, dirigido al presidente de la Conferencia Episcopal
Italiana, cardenal Angelo Bagnasco, centra sus principales aspectos, no sólo en los
problemas acarreados por la crisis económica, sino también las transformaciones culturales
que afectan al mundo entero, la necesidad de una formación en los valores a las nuevas
generaciones de católicos y la toma de conciencia frente a las causas del masivo fenómeno
migratorio.
Sobre la coyuntura socioeconómica que atraviesa Italia tras la
reciente crisis financiera, y que ha tenido como consecuencia la propagación del desempleo
y la precariedad, sobretodo, entre los jóvenes, el Pontífice afirma que sin duda tales
dificultades -que constituyen un obstáculo para la realización de los propios ideales-,
pueden favorecer la desorientación, la desconfianza y, por ende, la resignación, la
insensibilidad y la falta de compromiso en detrimento de una legítima inversión para
el futuro.
Pero además, el Santo Padre reconoce que “no se trata sólo de un
problema económico, sino sobretodo cultural que se revela en particular en la crisis
demográfica, en las dificultades para valorizar plenamente el rol de las mujeres y
en la debilidad de tantos adultos para concebirse y proponerse como educadores. En
este contexto, el Papa reafirma la necesidad de reconocer y sostener con fuerza y
hechos la insustituible función social de la familia en el corazón de la vida afectiva
y de relaciones, además de lugar donde se asegura, más y mejor que en otros, el cuidado
y la capacidad de transmisión del patrimonio de valores a las nuevas generaciones.
“Enfrentar los problemas actuales- escribe Benedicto XVI en su mensaje- tutelando
al mismo tiempo la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, defendiendo
la dignidad de la persona, salvaguardando el ambiente y promoviendo la paz, no es
una tarea fácil, pero tampoco imposible si se mantiene firme la confianza en las capacidades
del hombre, si se amplia el concepto de razón y de su uso, y si cada quien asume las
propias responsabilidades.
Tras aclarar que esta responsabilidad no corresponde
sólo a las autoridades publicas, es decir, político empresarios, organizaciones sindicales,
sino a cada ciudadano de manera individual y asociada, el Papa recuerda que la Iglesia
cuando se refiere al horizonte del bien común, que es la idea central de su doctrina
social se refiere al bien de todos, no el buscado para sí mismos, en otras palabras
explica que “el bien común es aquello que construye y cualifica a la comunidad de
los hombres, el criterio fundamental de la vida social y política y el fin del actuar
humano, es la exigencia de justicia y de caridad.
Por ello, Benedicto XVI renueva
su llamamiento a que surja una nueva generación de católicos, personas interiormente
renovadas que se comprometan en la actividad política sin complejos de inferioridad.
Una presencia, que como afirma el Papa, no se improvisa, pero que debe tener como
objetivo un camino de formación intelectual y moral que partiendo de las grandes verdades
en torno a Dios, al hombre y al mundo, ofrezca criterios de juicio y principios éticos
para interpretar el bien individual y de todos.
En particular, el Papa se
refiriere al desafío educativo que ha asumido la iglesia italiana como una prioridad
para formar conciencia cristianas maduras, es decir lejanas del egoísmo, de la avidez
de bienes y el delirio por la carrera, y en su lugar, conciencias coherentes con
la fe profesada, conocedoras de las dinámicas sociales y culturales de este tiempo
y capaces de asumir responsabilidades públicas con profesionalidad y espíritu de servicio.
Volviendo
a los temas que se tratarán durante la Semana Social de los católicos italianos, Benedicto
XVI se refiere al fenómeno migratorio y la búsqueda de estrategias y reglas que favorezcan
la inclusión de nuevos ciudadanos. Ante este fenómeno de proporciones imponentes,
el Santo Padre recuerda que tras la fase de emergencia y acogida, es necesario pasar
a una segunda fase que en el respeto de la legalidad tenga como fin la integración.
En este sentido, el Pontífice observa también que todos, creyentes o no, deben hacer
lo posible por erradicar aquellas situaciones de injusticia, de miseria y de conflicto
que obligan a tantos hombres a emprender el camino del éxodo, y al mismo tiempo promover
condiciones de inserción en nuestras tierras en el respeto de su dignidad y tradiciones
culturales.
Benedicto XVI concluye su mensaje refiriéndose al tema de la Semana
Social, una agenda de esperanza para el futuro del país, recordando que ésta nace
de la convicción de que la historia está guiada por la Providencia divina y se abre
a un amanecer que trasciende los horizontes del obrar humano.
La Semana Social
de los católicos italianos, iniciativa de la Conferencia Episcopal, inició este jueves
14, en la ciudad italiana de Reggio Calabria, y concluirá el domingo 17 de octubre,
con la celebración de la Santa Misa en la catedral, presidida por Mons. Vittorio Luigi
Mondello, arzobispo de Reggio Calabria- Bova.
Unos 1200 delegados de 184 diócesis,
entre ellos 300 jóvenes, 177 representantes de asociaciones y movimientos laicales,
66 obispos, 204 sacerdotes y más de treinta religiosos y religiosas, participaron
en la apertura de esta Semana que lleva como tema “Católicos en la Italia de hoy.
Una agenda de esperanza para el futuro del país”. Hoy, a las cuatro de la tarde la
Asamblea Plenaria se abrió con el saludo del arzobispo de Reggio Calabria, Mons. Mondello,
a quien siguieron las palabras del cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia
Episcopal italiana.