Benedicto XVI insta a los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la ONU, "a trabajar
juntos para lograr un mundo libre del flagelo de la extrema pobreza"
Martes, 21 sep (RV).- Por medio del cardenal Peter Turkson, presidente del Pontificio
Consejo Justicia y Paz, Benedicto XVI dirigió un cordial saludo a los jefes de Estado
y de Gobierno reunidos, en estos días en la ONU, alentándolos «a trabajar juntos para
lograr un mundo libre del flagelo de la extrema pobreza y asegurar que todos los niños,
mujeres y hombres en todos los países del mundo tengan las condiciones necesarias
para vivir sus vidas en la libertad y la dignidad».
Así empezó ayer su intervención
el cardenal Peter Turkson, en el marco de la reunión plenaria de alto nivel de las
Naciones Unidas sobre los objetivos de desarrollo del Milenio, que del 20 al 22 de
septiembre se está celebrando en el Palacio de Cristal de Nueva York, sede de la ONU.
El purpurado subrayó que Benedicto XVI - como signo de la universalidad del
mensaje de la Iglesia Católica - desea colaborar con hombres y mujeres de todo el
mundo, tanto de países desarrollados como en vías de desarrollo, así como con las
culturas cristianas y no cristianas. Y aludió al nombramiento hecho por el Papa para
que él, hijo de África y de la Iglesia, fuera su asistente en las cuestiones relativas
a la justicia y la paz entre los pueblos. Recordó que la lucha internacional contra
la pobreza no puede limitarse a la gestión de las variables económicas, tales como
las finanzas y deuda externa, ayudas de comercio y desarrollo.
Desafortunadamente,
puntualizó, la campaña para el desarrollo implementada por organismos internacionales
ha revelado que el éxito no está en la excesiva asistencia económica, sino en la creatividad
y la inventiva, el compromiso y los innumerables sacrificios de "actores pequeños."
Por ejemplo, de los gobiernos locales y las autoridades municipales, las grandes
y pequeñas organizaciones no gubernamentales, de las comunidades de trabajadores nacionales
e internacionales, de las cooperativas, las asociaciones de consumidores, grupos de
defensa —, así como de las organizaciones “basadas en la fe."
En su extenso
discurso ante la Asamblea de la ONU, el cardenal Turkson recordó que -para la obtención
de los Objetivos del Milenio- la dignidad y la igualdad; la individualidad y la trascendencia
de cada ser humano, deben ser el fundamento de la política de todos y cada uno. Además
subrayó que la apertura moralmente responsable a la vida representa una riqueza económica
y social (Caritas en veritate, 44). El respeto de la vida humana, desde la concepción
hasta la muerte natural y el respeto de la capacidad de los hombres y de las mujeres
de vivir una vida moral dignas, afirma su trascendencia personal, incluso si viven
en la pobreza.
La Santa Sede, recordó el presidente del Consejo Pontificio
Justicia y Paz, cardenal Peter Turkson, reafirma su convicción de que sólo se obtendrán
grandes beneficios para todos los que ahora viven en la pobreza, si los Objetivos
del Milenio son entendidos y perseguidos en armonía con las normas morales objetivas
de la naturaleza humana (cf. Caritas en Veritate, n. 44, 68-70 y 75).