La Santa Sede condena propuesta de la quema del Corán: grave ultraje a una religión
Miércoles, 6 sep (RV).- El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, en
un comunicado, manifestó su gran preocupación ante la noticia que, desde Nueva York,
habla de la propuesta de un Koran Burning Day, es decir, Día de la quema del Corán,
el próximo 11 de septiembre, aniversario de los trágicos ataques terroristas que en
2001 causaron numerosas víctimas inocentes e ingentes daños materiales. Según la prensa,
la propuesta proviene del «Dove World Outreach Center», una comunidad evangélica de
los EEUU cuyos miembros decidieron lanzar la iniciativa de quemar los textos del Corán
y repetir este gesto en todas las plazas del mundo, en el aniversario de los atentados.
El
comunicado del dicasterio para el diálogo interreligioso enfatiza que “esos despreciables
actos de violencia, no se pueden remediar contraponiendo un gesto de grave ultraje
al libro considerado sagrado por una comunidad religiosa”. “Cada religión con sus
respectivos libros sagrados, lugares de cultos y símbolos -explica la nota-, tiene
derecho al respeto y a la protección, pues se trata del debido respeto a la dignidad
de las personas que la profesan y a su libre elección en materia religiosa”
El
comunicado subraya que en el recuerdo del 11 de septiembre se impone, ante todo, una
necesaria reflexión en la que se renueven nuestros sentimientos de profunda solidaridad
con cuantos fueron golpeados por esos horrendos ataques terroristas. “A tales sentimientos-
agrega la nota- se une nuestra oración por aquellos que perdieron la vida y por sus
seres queridos”.
El Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso concluye
el comunicado subrayando que los responsables religiosos y todos los creyentes están
llamados a renovar la firme condena a toda forma de violencia, en particular la cometida
en nombre de la religión.
Como corolario de la nota se recuerdan las palabras
de Juan Pablo II al dirigirse, en 1999, al nuevo embajador de Pakistán, en la que
afirma que “recurrir a la violencia en nombre de una creencia religiosa es una perversión
de las enseñanzas mismas de la mayoría de las religiones”. Igualmente, se evocan las
palabras de Benedicto XVI al nuevo embajador de Marruecos, en 2006, cuando declaró
que “la intolerancia y la violencia no pueden ser jamás justificadas como respuestas
a las ofensas, porque no son compatibles con los sagrados principios de la religión”.