Benedicto XVI destaca que el número creciente de laicos católicos asiáticos formados,
comprometidos y entusiasmados es un signo de esperanza para la Iglesia en Asia
Miércoles, 1 sep (RV).- Como se había anunciado, con un Mensaje del Papa se ha inaugurado
en la Catedral de Seúl, Corea del Sur, - el Congreso de los laicos católicos asiáticos,
con el tema «Proclamar a Jesucristo en Asia Hoy», organizado por el Pontificio Consejo
para los Laicos.
El Card. Stanislaw Rylko, presidente de este dicasterio, presidió
la Santa Misa de apertura de este Congreso, agradeciendo al Santo Padre por el don
de su Mensaje, que fue leído por el Nuncio Apostólico en Corea, el Arzobispo Osvaldo
Padilla. Dirigiéndose a los participantes en esta cita, Benedicto XVI asegura sus
oraciones con el anhelo de que «ilumine el indispensable papel de los fieles laicos
en la misión de la Iglesia», proclamando el Evangelio en el cumplimiento del mandato
encomendado por el Señor.
Tras señalar que para los laicos católicos se vislumbran
amplios horizontes de misión, Benedicto XVI alienta a los laicos católicos asiáticos
a mostrar - en todos los ámbitos de su vida, en los lugares de trabajo y en la vida
pública - «su ejemplo de amor matrimonial y vida familiar cristiana, su defensa de
la vida desde la concepción hasta la muerte natural, su compromiso en favor de los
pobres y oprimidos, su testimonio de perdón del enemigo y de los persecutores, su
ejemplo de justicia, verdad y solidaridad».
El Santo Padre reitera que la gran
misión a la que están llamados los católicos en Asia es la testimoniar a Jesucristo,
el salvador universal de la humanidad. Y que este servicio supremo es asimismo el
mayor don que la Iglesia puede ofrecer a los pueblos asiáticos. Con el anhelo de que
el Congreso de los laicos católicos asiáticos, impulse este sagrado mandato misionero,
Benedicto XVI recuerda también que el número creciente de laicos formados, comprometidos
y entusiasmados es un signo de inmensa esperanza para el futuro de la Iglesia en Asia.
Con
su bendición Apostólica, el Papa eleva su profunda gratitud al Señor por el trabajo
de numerosos catequistas que brindan la riqueza de la fe católica a jóvenes y ancianos,
individuos, familias y comunidades parroquiales, así como a tantas asociaciones y
movimientos eclesiales en Asia.