Martes, 24 ago (RV).- Hoy hablaremos del apóstol Bartolomé –cuya fiesta litúrgica
se celebra este martes- y lo haremos aprovechando la audiencia general ofrecida por
Benedicto XVI a todos los fieles el 4 de octubre de 2006.
San Bartolomé fue
uno de los apóstoles llamados por Jesús durante su vida terrena. Su nombre hace referencia
al de su padre, de origen arameo, bar Talmay, que significa “hijo de Talmay”. Como
tal, sobre Bartolomé no existen noticias relevantes, su nombre aparece dentro de la
lista de los Doce pero no se encuentra incluido dentro de ninguna narración.
Tradicionalmente
se identifica su figura con Natanael con el significado:”Dios ha dado”. Provenía de
Canà y por tanto es posible testigo del milagro obrado por Jesús en aquel lugar. En
el evangelio de Juan, Natanael aparece junto a Felipe, lo cual coincide con el orden
que tiene Bartolomé en la lista de los apóstoles.
Precisamente Felipe dijo
a Natanael sobre Jesús que había encontrado a “ese del que escribió Moisés en la ley,
y también los profetas: Jesús el hijo de José, el de Nazaret”. A lo que Natael respondió
si “De Nazaret podía salir algo bueno”. Así pues se confirman las expectativas judías,
ya que el Mesías según ellos no podía provenir de una aldea tan oscura.
Hablando
del encuentro entre Jesús y Natanael diremos que Jesús exclama: “Ahí tenéis a un israelita
de verdad, en quien no hay engaño “. Cita parecida a la de un salmo donde se dice:
“Dichoso el hombre… es cuyo espíritu no hay fraude”. Tras la pregunta de Natanael
sobre porqué Jesús lo conocía, este último le habría contestado que lo había visto
bajo la higuera antes que Felipe lo llamara.
Este hecho marcaría la vida de
Natanael, y así quedo refrendado tras dirigir a Jesús estas palabras: “Rabbí, tu eres
el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”. Es importante esta afirmación ya que se
reconoce la identidad de Jesús, tanto en su relación con Dios padre como con el pueblo
de Israel.
Sobre la sucesiva actividad de Bartolomé no existen noticias precisas,
aunque a partir de la edad media se impuso la narración sobre su muerte llegando a
ser muy popular. De igual forma el propio Miguel Ángel, pintó a San Bartolomé en la
capilla Sixtina sujetando su propia piel, lo cual aprovechó el artista para dejar
su autorretrato.
Sus reliquias se veneran en la isla Tiberina, traídas por
el emperador alemán Otón III. Como extracto final, se destaca de la vida de San Bartolomé,
que la adhesión a Jesús puede vivirse y testimoniarse sin la realización de obras
sensacionales.
Finalmente el Santo Padre aprovechó para saludar a todos fieles
de habla hispana y animarlos a, como el apóstol Bartolomé consagrarse por entero a
Cristo.