Centenario de la diócesis argentina de Catamarca: homenaje del Papa con “la Rosa de
Oro” a la Virgen del Valle
Sábado, 21 ago (RV).- Con la Santa Misa presidida por el Legado Pontificio del Santo
Padre, Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo de Santiago de Chile, la
noche de este sábado concluyen las fiestas por el centenario de la diócesis argentina
de Catamarca. Las fiestas conmemorativas dieron inicio el pasado jueves 19, con la
llegada del enviado del Papa a la diócesis argentina.
El Cardenal Errázuriz
es el portador de la Rosa de Oro que con motivo de este aniversario el Santo Padre
ha querido regalar a la Patrona de Catamarca, “La Virgen del Valle”. Se trata de un
homenaje que el Papa suele otorgar a personas del mundo católico que se han distinguido
por alguna acción, pero también la reciben algunas advocaciones a la Virgen María,
especialmente cuando se conmemoran aniversarios importantes.
La insignia de
la Rosa de Oro cuenta con casi mil años de tradición, nació en el siglo 11 y fue creada
por el Papa León IX. Se trata de un rosal con flores, botones y hojas de oro, colocado
en un vaso de plata renacentista en un estuche de oropel con el escudo papal. Este
singular objeto es bendecido por el Pontífice en el Cuarto Domingo de Cuaresma, cuando
es ungido con el Santo Crisma e incensado.
En el año 2007, el mismo Papa Benedicto
XVI colocó la Rosa de Oro ante la imagen de Nuestra Señora de Aparecida en Brasil,
cuando inauguró en aquel santuario los trabajos de la V Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe.
La historia de la circunscripción eclesiástica
de Catamarca está estrechamente unida a la imagen de la “Virgen del Valle” efigie
milagrosa de la Inmaculada Concepción que fue encontrada en una gruta entre los años
1618 y 1620. Se trata de una escultura de proporciones pequeñas y de color oscuro
que representa a la Santísima Virgen con las manos unidas y que en la época pasó
a ser objeto de veneración por parte de los habitantes del valle, los cuales edificaron
una capilla en su honor.
Con el pasar de los años y ante el creciente aumento
de las peregrinaciones se advirtió la necesidad de construir a la Virgen un templo
más grande. El nuevo Santuario de Nuestra Señora del Valle que sucesivamente fue
proclamada Patrona de toda la provincia de Catamarca, y en 1891 tenía lugar la coronación
pontificia. Tres días más tarde se procedía a la bendición del Seminario diocesano
confiado a los Misioneros de la Inmaculada Concepción, conocidos como los Padres de
Lourdes, congregación religiosa de origen francés.
El deseo de los fieles
de Catamarca de constituirse en Iglesia particular con un propio pastor fue recibido
por el parlamento argentino que adelantó una petición al Papa San Pío X de quien hoy
la Iglesia celebra su fiesta litúrgica. El Pontífice acogió la petición y elevó la
nueva diócesis de Catamarca el 5 de febrero de 1910, mediante una Bula papal designando
como primer obispo de Catamarca a Mons. Bernabé Piedra buena.