El magisterio del Papa Pablo VI fue un programa misionero y un compromiso de evangelización
Sábado, 7 ago (RV).- En el trigésimo segundo aniversario del fallecimiento del Siervo
de Dios Pablo VI ayer tuvo lugar en el Altar de la Cátedra de la patriarcal basílica
Vaticana la celebración de la Santa Misa por el alma del Papa Montini. Presidió la
eucaristía Mons. Marcello Semeraro, obispo de Albano, con el que celebraron algunos
cardenales, obispos y presbíteros de la Curia Romana.
En su homilía, Mons.
Semeraro rememoró un pasaje de la homilía de Benedicto XVI del pasado domingo, Fiesta
de la Transfiguración: “dejémonos inundar por la luz de Cristo”. Palabras que le recordaban,
dijo, la espiritualidad de Pablo VI, el cual explicaba su lema episcopal “In nomine
Domini” como expresión de total disposición al Señor y de plena confianza en su gracia.
Recogió el Papa Montini aquella expresión de los Hechos de los Apóstoles donde, sobre
Pablo, se lee que en Jerusalén hablaba “abiertamente en el nombre del Señor”. Este
fue el programa y el magisterio del Papa Montini, -dijo Mons. Semeraro- un programa
misionero y un compromiso de evangelización.
La evangelización es la gracia
y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda”. Gracia y vocación
son dones y tarea, llamada y respuesta. La identidad de la Iglesia se mueve dentro
de la acogida sin reservas de aquella gracia, o sea en la obediencia de la fe, y en
la fidelidad a esta vocación, dijo el obispo de Albano. Pablo VI dijo una vez: “Cuando
nos preguntamos qué es lo que hace la Iglesia, podemos responder: ella nos llama”.
Ella es una invitación, una invitación viviente y permanente, una llamada, un amor
que busca, una fortuna que se posee. Es la llamada pastoral, la llamada misionera.
Giovanni Battista Montini había nacido en la localidad lombarda de Concesio
el 26 de septiembre de 1897. Fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1920 en la catedral
de Brescia y tras una larga trayectoria en el ámbito de la diplomacia vaticana, en
la Secretaria de Estado y en el Arzobispado de Milán, fue llamado por el beato Papa
Juan XXIII para la preparación del concilio ecuménico Vaticano II. La muerte de aquel
Pontífice dejó entonces a su sucesor la difícil tarea de llevar adelante el Concilio,
y precisamente fue el Papa Montini quien resultó elegido para esa tarea. Tomó el nombre
de Pablo VI y fue coronado Sucesor de Pedro, el 30 de junio de 1963. Como cada
año, también en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva en la localidad de Castel
Gandolfo donde el Papa Pablo VI falleció, se celebrará la Santa Misa en su memoria.