El Papa reanuda la Audiencia General en la Plaza de San Pedro en la que participaron
sesenta mil ministrantes de toda Europa
Miércoles, 4 ago (RV).- Benedicto XVI regresó a las Villas Pontificias de Castel
Gandolfo tras la celebración, esta mañana, de la Audiencia General en la Plaza de
San Pedro con la numerosísima participación de los jóvenes miembros de la Peregrinación
Europea de los Ministrantes y Monaguillos, encabezados por Mons. Martin Gächter, Obispo
Auxiliar de Basilea y presidente del Coetus Internationalis Minstrantium, quien dirigió
al Papa un discurso de saludo.
A su llegada desde Castel Gandolfo en helicóptero,
el Papa, a bordo de un Jeep, recorrió los sectores ocupados por los jóvenes en la
Plaza de San Pedro, para saludar a los 60 mil ministrantes que desde el pasado lunes
visitan la Ciudad Eterna. Benedicto XVI dedicó su catequesis al tema de la Eucaristía
destacando, en particular, a San Tarcisio, patrono de los ministrantes y monaguillos.
En efecto y ya desde tempranas horas de la mañana, los jóvenes empezaron a
inundar la Plaza de San Pedro alegrándola con cantos y música, aguardando la llegada
de Benedicto XVI quien reanudó -después de tres semanas de una breve pausa en sus
actividades públicas- la tradicional celebración de la Audiencia General de los miércoles.
Se trata de aproximadamente 60 mil Ministrantes y monaguillos procedentes
de 17 países, en su mayoría de Alemania, de entre 14 y 25 años de edad, presentes
en Roma para la celebración de su quinquenal reunión internacional.
Ayer por
la tarde estos jóvenes monaguillos europeos, de los cuales 45.000 alemanes, asistieron
en la Plaza de San Pedro al encuentro del Coetus Internationalis Minstrantium (CIM),
la asociación que les agrupa. Con el pañuelo del evento al cuello y con camisas de
diferentes colores que identifican a los distintos grupos, los monaguillos -chicos
y chicas- celebraron una vigilia de rezos.
Peter Hahnen, vicepresidente de
la CIM, hablando ante nuestros micrófonos destacó que se trata de un evento festivo
para promover el servicio al altar de chicos y chicas. Un servicio que ayuda a valorar
la celebración litúrgica, una experiencia que para muchos marca el inicio de una vocación
al sacerdocio". "En un momento doloroso para la Iglesia universal -afirmó- tras los
escándalos de pederastia, con esta fiesta se quiere demostrar la vitalidad de la presencia
de los jóvenes en la Iglesia. Con esta fiesta no se eluden los problemas y las preocupaciones
y los esfuerzos por mejorar la vigilancia".
También ante nuestros micrófonos
el presidente de esta asociación internacional de monaguillos, Mons. Martin Gaechter,
obispo auxiliar de Basilea, dijo a Radio Vaticano que ninguno de los muchachos que
reservó el viaje a Roma, hace ya muchos meses, renunció al mismo tras destaparse los
escándalos de curas pederastas.
El Papa iba acompañado por el Cardenal Secretario
de Estado Tarcisio Bertone, invitado por los Ministrantes y monaguillos porque lleva
el nombre del patrono de todos ellos, San Tarcisio, presente en la Plaza de San Pedro
mediante una estatua colocada para la ocasión desde ayer, y que sucesivamente será
trasladada en las proximidades de las Catacumbas de San Calixto.
La joven
multitud ha hecho recordar al Papa el período en que también él era un monaguillo.
Fue así que el Pontífice colocó al cuello el foulard que los distingue, y que le fue
ofrecido por Mons. Gächter, Presidente del CIM. A quien agradeció el don de la gran
estatua de San Tarcisio.
El mensaje del Santo Padre a tan nutrido grupo de
ministrantes fue una invitación a comunicar la fe con alegría y entusiasmo, sin tener
temor. Así les pidió: “Custodien celosamente en su corazón la amistad con Jesús. Cada
vez que se acercan al altar ustedes tienen la fortuna de asistir al gran gesto del
amor de Dios que se sigue donando para estar cerca de nosotros ayudándonos y dándonos
la fuerza”.
En sus saludos en nuestro idioma, el Santo Padre dijo:
Saludo con
afecto a los peregrinos de lengua española. Como les acabo de decir a los monaguillos,
la Eucaristía es el gran don que Jesús nos ha dejado. Que el ejemplo de san Tarcisio,
cuya imagen podéis contemplar aquí, os ayude a todos a tratar con creciente amor y
veneración a Cristo, que en el Santísimo Sacramento se entrega por nosotros, y nos
alimenta y sostiene en nuestro camino hacia la patria definitiva. Muchas gracias.
Como
suele suceder después de saludar en diversos idiomas, el Papa envió un pensamiento
especial a los enfermos, y a los recién casados deseándoles que el amor de Cristo
sea siempre para los enfermos fuente de alivio y de paz, mientras a los recién casados,
los invitó a hacer cada día más salda y profunda la propia unión.