Ángelus: Benedicto XVI manifiesta su complacencia por la entrada en vigor de la Convención
contra las municiones de racimo y exhorta a todos los Estados a adherirse
Domingo, 01 ago (RV).- En la cita para el rezo a María Santísima, Benedicto XVI ha
manifestado su gran alegría por la entrada en vigor de la Convención para la prohibición
de las municiones de racimo. Recordando en especial a las víctimas y con el anhelo
de que se impulse cada vez más el orden internacional pacífico, el Papa ha pronunciado
un apremiante llamamiento a la Comunidad internacional:
«Queridos hermanos
y hermanas, deseo expresar viva complacencia por la entrada en vigor – precisamente
hoy – de la Convención para la prohibición de las municiones de racimo que provocan
daños inaceptables a los civiles. Mi primer pensamiento va a las numerosas víctimas
que han sufrido y siguen sufriendo graves daños físicos y morales, hasta la pérdida
de la vida, a causa de estos insidiosos artefactos, cuya presencia sobre el terreno
a menudo obstaculiza por largo tiempo la reanudación de las actividades cotidianas
de comunidades enteras. Con la entrada en vigor de la nueva Convención, a cuya adhesión
exhorto a todos los Estados, la Comunidad internacional ha demostrado sabiduría, visión
del futuro y capacidad en perseguir un resultado significativo en el ámbito del desarme
y del derecho humanitario internacional. Mi anhelo y aliento es que se prosiga siempre
con mayor vigor sobre esta senda, en favor de la defensa de la dignidad y de la vida
humana, de la promoción del desarrollo humano integral, del establecimiento de un
orden internacional pacífico y de la realización del bien común de todas las personas
y de todos los pueblos»
Destacando la
memoria litúrgica de algunos santos que hemos recordado en estos días - que siguieron
las enseñanzas de Jesús para hacer entrar la sabiduría en sus corazones - Benedicto
XVI ha evocado a san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, cuya fiesta
se celebró ayer.
Hoy es la fiesta de san Alfonso María de Ligorio, fundador
de los Redentoristas, proclamado patrono de los confesores por el Venerable Pío XII-
ha recordado también Benedicto XVI – añadiendo luego que esta semana la liturgia nos
presenta a san Eusebio primer Obispo de Piamonte, infatigable defensor de la divinidad
de Cristo, así como a san Juan María Vianney, el Cura de Ars, que ha guiado con su
ejemplo el Año Sacerdotal, recién concluido, y a cuya intercesión ha encomendado nuevamente
hoy a todos los Pastores de la Iglesia:
«El compromiso común de estos santos
ha sido el de salvar las almas y el de servir a la Iglesia con sus respectivos carismas,
contribuyendo a renovarla y a enriquecerla. Estos hombres han logrado alcanzar un
corazón lleno de sabiduría, acumulando lo que no se corrompe y descartando lo que
cambia irremediablemente con el tiempo: el poder, la riqueza y los placeres efímeros.
Eligiendo a Dios, han poseído todo lo necesario, pregustando la eternidad ya desde
la vida terrenal»
Con el Evangelio
de este Domingo, el Santo Padre ha reiterado que Jesús pone en guardia contra los
afanes de bienes terrenales, como enseña la parábola del rico necio, que deja de trabajar,
derrocha sus bienes y hasta llega a ilusionarse con poder alejar la muerte:
«El
hombre necio en la Biblia es aquel que no quiere darse cuenta, de la experiencia de
las cosas visibles, de que nada dura para siempre, sino que todo pasa: la juventud
como la fuerza física, las comodidades como los papeles de poder. Hacer depender la
propia vida de realidades tan pasajeras es, pues, necedad. El hombre que confía en
el Señor, sin embargo, no teme las adversidades de la vida, ni siquiera la realidad
ineludible de la muerte: es el hombre que ha logrado alcanzar un ‘corazón sabio’,
como los santos» Introduciendo
el rezo a la Virgen, Benedicto XVI ha querido recordar otras celebraciones significativas.
Como la del Perdón de Asís, que san Francisco obtuvo del Papa Honorio III, en el año
1216. La del próximo 5 de agosto, que conmemora la dedicación de la Basílica papal
de Santa María la Mayor, honrando a la Madre de Dios, aclamada con este título en
el concilio de Éfeso, del año 431.
Sin olvidar que el próximo viernes, es
el aniversario de la muerte del Papa Pablo VI, Benedicto XVI ha destacado que coincide
con la celebración de la Transfiguración del Señor y que la fecha 6 de agosto, considerada
el culmen de la luz del verano, se eligió porque significa que «el esplendor del Rostro
de Cristo ilumina al mundo entero.
Como es tradicional, Benedicto XVI ha saludado
en diversas lenguas a los numerosos fieles y peregrinos que habían acudido al Palacio
Apostólico de Castelgandolfo a rezar con él. Éstas han sido sus palabras en español:
«Saludo
cordialmente a los peregrinos de lengua española que han participado en el rezo del
Ángelus. La liturgia de hoy nos invita a moderar nuestro afán por los bienes materiales,
que no son todo en la vida, sabiendo administrarlos bien y compartirlos, de manera
que produzcan bienes más altos y duraderos. Pidamos a María que nos enseñe a seguir
con gozo a Jesús con un corazón sencillo. Feliz domingo»