Canadá: IV centenario del bautismo del gran jefe Membertou
Martes, 27 jul (RV).- El próximo domingo el cardenal Marc Ouellet, enviado especial
del Santo Padre se unirá a las celebraciones con las que la Iglesia Católica en Canadá
estará celebrando el IV centenario del bautismo del gran jefe Membertou. Dicha conmemoración
tendrá lugar en la Chapel Island, en Nueva Escocia, en la diócesis de Antigonish,
para la ocasión el purpurado canadiense dará lectura al mensaje de Benedicto XVI.
Se trata de una fiesta de los pueblos originarios de aquella parte del mundo,
en recuerdo de la noble figura del jefe de los Mi’kmaq, una tribu de la costa atlántica
de Canadá, dedicada a la cacería y la pesca que todavía está presente en la provincia
de Nueva Escocia, y que cuenta con un total de 13 mil miembros.
Su origen
para el mundo se remonta al inicio del siglo XVI cuando fue descubierta por los exploradores
franceses Jacques Cartier en 1534 y Samuel de Champlain, en 1605. Este gran jefe de
tribu, jefe Membertou, además de haber sido un gran político era el líder espiritual
de su gente, particularmente apreciado por la sabiduría profética y sus dotes como
curandero. El 24 de junio de 1610 el jefe Membertou de la etnia Mi’kmaq, se convirtió
en uno de los primeros miembros de los pueblos originarios de la región que ahora
ocupa Canadá, en ser bautizado junto con su esposa e hijos y demás miembros del núcleo
familiar.
Una nota hecha pública con motivo de tan feliz conmemoración destaca
que por su amistad y lealtad hacia los colonizadores, el sacerdote francés Jessé Fléché
bautizó al Jefe Membertou con el nombre de Enrique, en recuerdo del rey de Francia
Enrique IV. El jefe de la etnia Mi’kmaq murió en 1611 y en su lecho de muerte recomendaba
a sus hijos que mantuvieran firme su fe y devoción cristiana.
En una carta
escrita para la ocasión por el obispo de Antigonish, Mons. Jopseph Dunn, se destaca
la labor apostólica y el contacto estrecho de este gran hombre con los misioneros
de la Compañía de Jesús, a la vez que recuerda los particulares momentos de sufrimiento
que han marcado la vida del pueblo de los Mi’Kmaq y que ellos han sabido llevar como
Cruz, a causa de los prejuicios, la intolerancia, las incomprensiones y la hambruna.
En el mensaje se alude también al sufrimiento impuesto a los nativos con el
alejamiento de los niños de sus familias y el modo en que venían colocados en internados
con la prohibición de expresarse en el propio idioma. “Recuerdos terribles-prosigue
el prelado en su mensaje- que mueven a la Iglesia a pedir perdón por el profundo dolor
que ocasionó marcando la entera existencia de tantos miembros de las comunidades originarias
de Canadá.
El mensaje del obispo de Antigonish, Mons. Jopseph Dunn, concluye
subrayando las dotes de acogida y hospitalidad del pueblo Mi’kmaq, heredadas por el
Jefe Membertou, y con el auspicio de un fuerte compromiso eclesial tendiente a brindar
apoyo a las comunidades autóctonas, para promover entre ellas las varias formas de
vocación al sacerdocio, al matrimonio, a la vida consagrada, con la firme convicción
de preservar su cultura y tradiciones incluidas aquellas que corresponden a los aspectos
litúrgicos de su propia fe.