Audiencia general: el Papa ilustra la figura de Juan Duns Escoto y reitera que sin
la verdad, la libertad destruye la armonía interior del ser humano y sólo engendra
sufrimiento y luto
Miércoles, 7 jul (RV).- Benedicto XVI invita a ‘custodiar como un tesoro la fe en
Cristo y la comunión con el Sucesor de San Pedro’, siguiendo a Juan Duns Escoto: franciscano,
teólogo, “cantor del Verbo encarnado y defensor de la Inmaculada Concepción de María”,
beatificado por Juan Pablo II.
En su catequesis de la audiencia general de
hoy - la última de este mes de julio – Benedicto XVI ha expresado el anhelo de que
con la ayuda de la Virgen Inmaculada, podamos considerar como bien precioso la comunión
con Dios, con el Sucesor de Pedro y con la Iglesia universal.
Centrando su
alocución en la importante figura de Juan Duns Escoto, franciscano y teólogo y prosiguiendo
sus reflexiones sobre la cultura cristiana de la Edad Media, el Papa ha hecho hincapié
en la actualidad del carisma y mensaje de este beato, dotado de una inteligencia brillante
y de inquebrantable fe, que en su gran visión Cristocéntrica supo afianzar la preservación
de María del pecado original.
Juan Duns Escoto afirma que la Inmaculada Concepción
es la obra maestra de la Redención cumplida por Cristo – ha recordado Benedicto XVI
- reiterando luego que el Señor «nos interpela también hoy en lo que respecta al sentido
de la libertad. Pues, como nos enseña la historia moderna, además de nuestra experiencia
cotidiana, la libertad separada de la verdad destruye trágicamente la armonía interior
de la persona humana y engendra sufrimientos y lutos».
La libertad separada
de la verdad, «se vuelve fuente de prevaricación de los más fuertes y de los violentos.
La libertad sólo se perfecciona cuando el hombre se abre a Dios, acoge su Palabra
y se pone a la escucha de la Revelación, que llena de luz y esperanza nuestra vida
y liberándonos verdaderamente».
Como hizo Juan Duns Escoto, cuya profundidad
de pensamiento proviene de su humildad y de la contemplación de los santos misterios
y que prefirió alejarse de las glorias de este mundo, antes que firmar un documento
hostil al Sumo Pontífice, como el entonces rey de Francia había impuesto a todos los
religiosos.
Recordando que a lo largo de la historia de la Iglesia, los creyentes
han encontrado hostilidades y sufrido incluso persecuciones a causa de su fidelidad
y de su devoción a Cristo, a la Iglesia y al Papa, Benedicto XVI ha destacado también
la importancia de Duns Escoto en la teología. Presentándolo asimismo como modelo para
los teólogos de hoy, por su honradez intelectual y por haber sabido conservar la sencillez
de los pequeños. Por cómo supo afrontar un tema que interesa mucho a la modernidad.
Es decir el de la libertad fundada en la verdad y su relación con la voluntad y el
intelecto.
El beato Duns Escoto nos enseña que «en nuestra vida, lo esencial
es creer que Dios está cerca de nosotros, que nos ama en Cristo Jesús, y cultivar,
así, un profundo amor con Él y su Iglesia». Benedicto XVI ha evocado también a su
predecesor el Siervo de Dios Papa Montini: «Como hizo en Manila, el papa Pablo VI,
yo también quisiera gritar al mundo que Cristo es el revelador de Dios invisible,
es el fundamento de todo. Él es el Maestro de la humanidad, es el Redentor. Él es
el centro de la historia y del mundo. Él es Aquel que nos conoce y que nos ama. Él
es el compañero y el amigo de nuestra vida... Yo no acabaría nunca de hablar de Él»
Este
ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho en español Benedicto XVI para los
fieles de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano:
Queridos
hermanos y hermanas: Juan Duns Escoto nació al final del siglo
trece, probablemente en un pueblo de Escocia llamado Duns. Entró en los franciscanos
menores y fue ordenado sacerdote. Por su inteligencia brillante se le conoce con el
nombre de Doctor sutil. Estudió en París y enseñó teología en las universidades de
Oxford, Cambridge y París, donde tuvo que interrumpir sus clases por fidelidad al
Papa Bonifacio Octavo, en su famosa disputa con el rey Felipe IV el Hermoso. Posteriormente,
ejerció su magisterio en Colonia, donde falleció repentinamente a la edad de cuarenta
y tres años. Nos ha legado numerosas y profundas reflexiones. Apenas murió, el pueblo
y los franciscanos lo veneraron como santo. El Papa Juan Pablo II lo declaró beato
en el año mil novecientos noventa y tres, definiéndolo como “cantor del Verbo encarnado
y defensor de la Inmaculada Concepción de María”. Esas pocas palabras sintetizan la
notable aportación que Duns Escoto hizo a la historia de la teología. Saludo
a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de la Parroquia de
la Inmaculada Concepción de Mengíbar, a los componentes de la Escolanía de la Santa
Iglesia Catedral de Jaén, así como a los demás grupos venidos de España y Latinoamérica.
Siguiendo a Juan Duns Escoto, os invito a custodiar como un tesoro la fe en Cristo
y la comunión con el Sucesor de San Pedro. Muchas gracias.
Saludando a
los peregrinos de lengua polaca les ha dado las gracias porque durante todo el año,
un gran número vienen a Roma a las tumbas de los Santos Apóstoles y a la del Siervo
de Dios Juan Pablo II. Confirmados por la fe de los santos conservad la memoria de
las raíces de vuestra vida. Os saludo de corazón, os bendigo y pido vuestra oración
durante los días de mi permanencia en Castel Gandolfo.
Como siempre el Santo
Padre ha saludado, antes de concluir la audiencia general a los jóvenes a los enfermos
y a los recién casados. “Ayer celebramos la memoria litúrgica de Santa María Goretti,
virgen y mártir: una muchacha, que siendo jovencísima, supo demostrar fuerza y valentía
contra el mal. La invoco para vosotros, queridos jóvenes, para que os ayude a elegir
siempre el bien, incluso cuando cuesta; para vosotros, queridos enfermos, para que
os sostenga soportando los sufrimientos cotidianos; y para vosotros, queridos recién
casados, para que vuestro amor sea siempre fiel y lleno de respeto reciproco”.