Benedicto XVI pone en guardia a los jóvenes contra la cultura consumista y les recuerda
que la fe y la oración permiten afrontar los problemas con una luz y una fuerza nueva
Domingo, 4 jul (RV).- Benedicto XVI ha concluido su viaje pastoral a Sulmona, venerando
las reliquias del obispo san Pánfilo y san Celestino V, custodiadas en la catedral
de la ciudad, donde previamente se había encontrado con los jóvenes. Allí el Santo
Padre ha sido acogido con gran entusiasmo, apreciado por el Pontífice, quien ha dirigido
un apasionado discurso a los jóvenes de quienes ha valorado principalmente su capacidad
de reflexión gracias a su fe y a los valores morales, y su memoria histórica.
Pero
al mismo tiempo el Papa reconoció las sombras que acechan a los jóvenes. “La cultura consumista
actual tiende en cambio a aplastar al hombre contra el presente, a hacerle perder
el sentido del pasado, de la historia; pero de este modo lo priva también de la capacidad
de comprenderse a sí mismo, de percibir los problemas, y de construir el mañana. Entonces,
queridos jóvenes, quiero deciros: el cristiano es uno que tiene buena memoria, que
ama la historia e intenta conocerla”.
Respondiendo a la pregunta que los jóvenes
le han dirigido sobre cómo reconocer la llamada de Dios, Benedicto XVI ha recordado
que es necesario aprender a vivir momentos de silencio interior, siguiendo la voz
del Señor. “Dicho en una sola palabra:
el secreto de las vocaciones está en la relación con Dios, en la oración”.
En
este sentido el Papa ha señalado que la verdadera oración no es una cosa lejana de
la realidad. “Al contrario, el diálogo con Dios es garantía de verdad y de libertad”,
ha dicho Benedicto XVI, evidenciando que ese diálogo “defiende del orgullo, de las
modas, y de los conformismos, y da la fuerza de ser realmente libres”. Precisamente
de este modo fue la vida de san Celestino V, ha explicado el Papa: “él supo actuar
según consciencia y obediencia a Dios”. “¡Queridos amigos! La
fe y la oración no resuelven los problemas, pero permiten afrontarlos con una luz
y una fuerza nueva, de manera digna para el hombre, y también en modo más sereno y
eficaz”.
Por este motivo el Papa ha invitado a los jóvenes a dejarse conquistar
totalmente por Cristo. “Poneos también vosotros, con determinación, en el camino de
la santidad que está abierto a todos, porque esto –ha subrayado el Santo Padre- os
hará ser más creativos a la hora de buscar soluciones a los problemas que encontraréis,
y a buscarlas juntos. Éste es otro signo distintivo del cristiano: no es individualista”.
Benedicto
XVI ha concluido su discurso invitando a los jóvenes a no tener miedo y a amar a sus
comunidades cristianas. “Dios –ha recordado el Papa- no os quita nada”, porque Él
“es Amor infinito: el único que sacia nuestro corazón. “Queridos jóvenes. Conservad
vuestro entusiasmo y vuestra felicidad, que nacen tras haber encontrado al Señor,
y sabed comunicarlos también a vuestros coetáneos. Ahora me tengo que marchar, y tengo
que decir que me da pena dejaros. Con vosotros siento que la Iglesia es joven. Pero
me voy contento, como un padre que está sereno porque ha visto que los hijos están
creciendo y están creciendo bien. ¡Caminad, queridos jóvenes! Caminad por el camino
del Evangelio; amad a la Iglesia, nuestra madre; sed sencillos y puros de corazón;
sed mansos y fuertes en la verdad; sed humildes y generosos. Os confío a todos a vuestros
santos patronos, a san Pedro Celestino y sobre todo a la Virgen María, y con gran
afecto os bendigo”.