2010-06-28 18:04:41

Santa Sede defiende la gestión de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos


Lunes, 28 jun (RV).- En otra nota de la oficina de Prensa de la Santa Sede se lee que «ante las noticias que desde hace algún tiempo siguen difundiéndose sobre la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, conocida antes como De Propaganda Fide, se juzga necesario recordar algunos datos objetivos para tutelar la buena fama de este importante organismo de la Santa Sede y de la Iglesia Católica.

«La Congregación es el órgano que tiene la tarea de dirigir y coordinar en todo el mundo la obra de la evangelización y la cooperación misionera (cfr Const apost. Pastor Bonus, 85). El primer y fundamental fin es por lo tanto el de guiar y sostener a las Iglesias jóvenes, situadas en territorios de reciente o escasa evangelización, territorios que por larga tradición están sujetos a la competencia del dicasterio, en todos los aspectos de la vida eclesial. Con tal motivo, coordina la presencia y la acción de los misioneros en el mundo, somete al Santo Padre a los candidatos al episcopado, tiene la responsabilidad de la formación del clero local, de los catequistas y de los agentes pastorales».

Esta función de orientación es ejercida en su alto nivel por los miembros de la Congregación, en su mayoría cardenales, muchos de los cuales provienen de los mismos países de misión, que se reúnen periódicamente. En la gestión ordinaria este dicasterio está dirigido por el cardenal prefecto y por otros superiores, según las respectivas funciones.

Para llevar a cabo su propia misión, la Congregación dirige y mantiene en Roma una serie de estructuras al servicio de la formación, entre las que destacan la Pontificia Universidad Urbaniana, los diversos colegios, en los que estudian fieles de los cinco continentes. Esta vasta obra constituye solamente una parte del compromiso de la Congregación.

También ayuda a las Iglesias de los territorios sujetos a esta Congregación. A ello el mismo dicasterio envía subsidios anualmente para la formación del clero local. Gracias a la ayuda de la Congregación y de otras innumerables obras de sostén a las misiones por parte de católicos de todo el mundo un notable número de sacerdotes, seminaristas y otros agentes de pastoral pueden estudiar en Roma, junto al Sucesor de Pedro.

Además de todo lo anterior se distribuyen anualmente una cantidad de ayudas para proyectos, en particular en favor de la infancia y todos ellos están promovidas y coordinadas por las Obras Misionales Pontificias, en el seno del dicasterio. Si se considera, la relación entre la cantidad de las personas comprometidas y los recursos distribuidos, se verifica fácilmente la relación que los costes de gestión son muy inferiores a cualquier organización internacional empeñada en el campo de la cooperación.

La congregación para la Evangelización de los Pueblos obtiene sus recursos principalmente de la colecta de la Jornada Misionera Mundial, totalmente distribuida trámite las Obras Misionales Pontificias nacionales y, en segundo lugar, por los beneficios de su propio patrimonio financiero e inmobiliario. Este patrimonio se ha formado a lo largo de decenios gracias a las numerosas donaciones de benefactores de toda condición social, que han querido dejar parte de sus bienes al servicio de la causas de Evangelización.

Valorizar este patrimonio es un deber muy comprometido y complejo, que debe estar avalado por personas expertas en su perfil profesional y que, como todas las operaciones financieras, pueden estar expuestas también a errores de valoración y a las fluctuaciones del mercado internacional.

Por medio de la gestión administrativa y de la creciente generosidad de los católicos, este patrimonio ha continuado creciendo. Al mismo tiempo, en el curso de los últimos años, se ha tomado conciencia de la necesidad de mejorar sus beneficios y con este fin, han sido instituidas estructuras y procedimientos que garanticen una gestión profesional y en la línea de los estándares más avanzados.

Con esta nota se quiere hacer conocer a todos la identidad, el valor y el profundo significado de una institución vital para la Santa Sede y para toda la Iglesia Católica, que responde al mandamiento de Jesús: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16,15). Esta institución ha merecido y merece el sostén de todos los católicos y de cuantos de corazón quieren el bien del hombre y su desarrollo integral.







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