El Papa expresa su solidaridad al arzobispo de Malinas-Bruselas por la deplorable
modalidad del registro del arzobispado belga y recuerda sus numerosas condenas del
abuso de menores por parte del clero
Domingo, 27 jun (RV).- El Papa ha expresado su tristeza y solidaridad al arzobispo
de Malinas-Bruselas y presidente de la Conferencia Episcopal de Bélgica, Mons. André-Joseph
Léonard, por la sorprendente y deplorable modalidad con la que se condujo el registro
en la catedral de Malinas y en la sede donde se encontraba reunido el jueves el episcopado
belga en sesión plenaria. Una sesión que, como recuerda Benedicto XVI, debería haber
tratado también algunos aspectos relacionados con el tema de los abusos de menores
por parte del clero, razón concreta por la que se produjo el registro por parte de
las autoridades judiciales belgas.
En el mismo mensaje el Santo Padre recuerda
las numerosas ocasiones en que él mismo ha subrayado la necesidad de que estos graves
hechos sean competencia del ordenamiento civil y del canónico, “en el respeto de la
recíproca especificidad y autonomía”. En este contexto, el Pontífice expresa su deseo
de que la justicia siga su curso, garantizando los derechos fundamentales de personas
e instituciones, respetando a las víctimas, y reconociendo, sin prejuicios, la labor
de cuantos se han comprometido a colaborar con ella y rechazan todo lo que pudiera
oscurecer las investigaciones que se llevan a cabo.
También la Secretaría de
Estado de la Santa Sede había expresado el viernes su estupor por las formas en las
que se desarrolló el mencionado registro por parte de las autoridades judiciales belgas.
Previamente la declaración insistía una vez más en la condena de cualquier acto de
abusos de menores por parte de miembros de la Iglesia, y subraya la necesidad de reparar
y afrontar tales actos conforme a las exigencias de la justicia y las enseñanzas del
Evangelio.
De hecho las quejas de la Secretaría de Estado se referían únicamente
a la modalidad en que se produjo el registro y a la profanación de las tumbas de dos
cardenales, ambos arzobispos de Malinas-Bruselas. A la consternación por tales acciones,
se añadía el pesar por algunas infracciones de la confidencialidad, a la que tienen
derecho –se lee en el comunicado- precisamente las víctimas.
Por su parte
el portavoz de la Conferencia Episcopal belga explicaba en una declaración que en
el registro del arzobispado que se prolongó desde las 10 y media de la mañana hasta
las siete y media de la tarde, no se facilitó ninguna explicación por parte de las
fuerzas del orden y todos los documentos y teléfonos fueron confiscados. Además se
impidió la salida tanto del personal como de los miembros de la Conferencia Episcopal.