2010-06-24 16:53:56

En el Monasterio dominico de Sta. María del Rosario, Benedicto XVI agradece a las religiosas de clausura el apostolado de intercesión que desarrollan por toda la Iglesia


Jueves, 24 jun (RV).- Después de visitar el Centro Don Orione, el Santo Padre se ha dirigido al Monasterio Dominico de Santa María del Rosario, también en el barrio romano de Monte Mario, para presidir la celebración de la Hora Intermedia y mantener un encuentro con la comunidad de las religiosas de clausura a quienes ha elogiado su elección de vivir en el escondimiento y renuncia a los bienes terrenales. Porque como ha subrayado Benedicto XVI en su homilía, “vuestra consagración al Señor es rica de frutos, no sólo con respecto al camino de santificación y purificación personal, sino también con relación a ese apostolado de intercesión que desarrolláis por toda la Iglesia”.

El Papa se ha referido especialmente a la forma de vida contemplativa, en la modalidad concreta de la clausura, que sitúa a estas hermanas en el corazón del cuerpo místico del Señor, que es la Iglesia; “es como el corazón –ha precisado el Pontífice- que hace circular la sangre y da la vida a todo el cuerpo. De esta forma, vuestra experiencia escondida con Cristo, entretejida con trabajo y oración, contribuye a sostener la Iglesia, instrumento de salvación para cada hombre que el Señor ha redimido con su Sangre”.

Benedicto XVI ha alabado esa fuente inagotable que es la oración, con la que las hermanas presentan al Altísimo las necesidades espirituales y materiales de tantas personas en dificultad, ...porque en todo lo que hacen su corazón está guiado por el deseo de amar a Dios.

Por último el Papa ha deseado a las monjas de clausura que cada día puedan pronunciar un sí a los proyectos de Dios, con la misma humildad con la que lo hizo la Virgen Santa, y que Ella guíe su cotidiana consagración virginal, “para que puedan experimentar en el escondimiento la profunda intimidad que vivió con Jesús”.







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