Audiencia general: el Papa dedica su catequesis a la obra de Tomás de Aquino, en la
que la aplicación de la inteligencia humana a los misterios de la fe procede con claridad
y profundidad
Miércoles, 23 jun (RV).- El Santo Padre ha presidido esta mañana la audiencia general
de los miércoles, en el aula Pablo VI del Vaticano. En la misma han participado miles
de fieles procedentes de todo el mundo. Benedicto XVI ha centrado la catequesis de
hoy en Santo Tomás de Aquino, llamado Doctor Angelicus. La última, ha manifestado
el Pontífice - que dedica a este santo teólogo del periodo medieval.
Benedicto
XVI ha comenzado la catequesis sobre Santo Tomás de Aquino recordando la obra monumental
del Aquinate, la Summa Theologiae, en la que, “la aplicación de la inteligencia humana
a los misterios de la fe procede con claridad y profundidad”. En la Summa – ha explicado
el Papa – Santo Tomás “parte del hecho que existen tres modos diversos de la existencia
de Dios”.
Hablando de los Sacramentos – ha recordado el Pontífice – Santo Tomás
se detiene de manera particular en el Misterio de la Eucaristía, por el que “tenía
una grandísima devoción, hasta el punto que, según los antiguos biógrafos, solía acercar
la cabeza al Sagrario, como para poder oír palpitar el Corazón divino y humano de
Jesús”. Una devoción y un acercamiento que el Papa ha exhortado a seguir.
“¡Participando
en la Santa Misa con recogimiento, para obtener los frutos espirituales, alimentémonos
del Cuerpo y de al Sangre del Señor, para estar incesantemente alimentados por la
Gracia divina!” “¡Detengámonos voluntaria y frecuentemente, de tu a tu, en compañía
del Santísimo Sacramento!”
Este ha sido el resumen que Benedicto XVI ha hecho
en español para los fieles de nuestra lengua presentes en la Aula Pablo VI:
Queridos
hermanos y hermanas: Concluyo en el día de hoy las catequesis
dedicadas a Santo Tomás de Aquino. Como afirmaba mi amado Predecesor el Papa Pablo
Sexto, las enseñanzas de este gran teólogo mantienen hoy toda su vigencia y, en cierta
manera, todos los hijos de la Iglesia “podemos y debemos ser sus discípulos”. La
obra cumbre de Santo Tomás es la Summa Theologiae, donde expone de manera precisa,
lúcida y pertinente las verdades de fe que brotan de las Sagradas Escrituras y de
las enseñanzas de los Santos Padres. En la Summa, Santo Tomás parte de que hay tres
modos diversos de la existencia de Dios. El primer modo: Dios existe en sí mismo,
es el principio y el fin de todo, y todas las criaturas proceden y depende de Él.
El segundo: Dios se hace presente a través de la Gracia en la vida del cristiano,
de los santos. Y el tercero y último: Dios está presente de manera especial en la
Persona de Cristo y en los Sacramentos, donde se perpetúa su misión redentora. Bajo
este triple esquema, se articula esta obra monumental. Así mismo, todo lo
que Tomás ilustró en su pensamiento teológico, lo expuso en su predicación. Por ejemplo,
algunos de sus sermones han quedado recogidos en un libro titulado Opúsculos. En él,
el Santo explica el Símbolo de los Apóstoles, interpreta el Padre Nuestro, ilustra
los Mandamientos y comenta el Ave María. Por lo tanto, la actualidad de su pensamiento
queda patente cuando comprobamos que el esquema de los Opúsculos coincide casi en
todo con la actual estructura del Catecismo de la Iglesia Católica. Saludo
a los grupos de lengua española, en particular a los miembros de la Asociación pública
de Fieles “Hogar de la Madre”, así como a los demás fieles provenientes de España,
México y otros países latinoamericanos. Os invito a todos, a imitación de Santo Tomás
de Aquino, a profundizar, mediante el estudio y la oración, en los grandes misterios
de la fe. Muchas gracias. Como es habitual el Papa
ha saludado en diversas lenguas a los grupos de fieles presentes en el aula Pablo
VI del Vaticano. Hablando en polaco, Benedicto XVI ha dado su cordial bienvenida,
de modo particular, a los diáconos del Seminario Mayor de Cracovia. Tras enviar, a
través de ellos, su saludo y bendición a todos los seminaristas de Polonia, les ha
pedido que sean gratos a Dios por el don de la vocación, que la cuiden y que con la
vida ejemplar susciten el valor de aquellos a quienes el Señor llama, a fin de que
no duden en responder: “¡Heme aquí, envíame!” (Is 8, 8).
Al saludar a los
peregrinos de la parroquia de la Natividad de María de Jimramov de la República Checa,
el Pontífice, recordándoles que mañana celebraremos la fiesta de san Juan Bautista,
les dijo que la vocación de este gran Profeta fue la de preparar el camino a nuestro
Señor. “También nosotros –ha afirmado textualmente- cada uno según su propia vocación,
debemos llevar a Cristo al mundo de hoy. Y les ha pedido que sean fuertes en el Señor.
Dirigiéndose
a los fieles y estudiantes procedentes de Eslovaquia, el Obispo de Roma les ha deseado
que su peregrinación a las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo los colme de nuevo
celo en el camino del testimonio cristiano, y ha bendecido a los presentes así como
a sus seres queridos.
Hablando en húngaro el Santo Padre ha saludado a los
peregrinos procedentes de la archidiócesis de Alba Iulia y de la diócesis de Szombathely.
Y al recordarles que esta semana celebraremos la fiesta del Rey San Ladislao les
ha deseado que su ejemplo los consuele en la fe.
En italiano el Pontífice
ha saludado a los fieles de la parroquia de San Gavino mártir, en Camposanto; así
como a los militares del 37° Escuadrilla de la Aeronáutica, de Trapani; y a los representantes
de la Asociación “Horizonte Enfermos”. A todos ellos les ha agradecido esta visita
y mientras les ha exhortado a renovar los propósitos de generoso testimonio cristiano,
ha invocado sobre cada uno la asistencia continua del Señor.
Como siempre el
Santo Padre ha saludado, antes de concluir la audiencia general a los jóvenes a los
enfermos y a los recién casados. Hoy celebramos la memoria litúrgica de san José
Cafasso y el 150 aniversario de su muerte. Que el ejemplo de esta atractiva figura
de sacerdote ejemplar, a quién quiero dedicar la próxima catequesis del Miércoles,
os ayude a vosotros jóvenes a experimentar personalmente la fuerza liberadora del
amor de Cristo, que renueva profundamente la vida del hombre; que os sostenga a vosotros,
queridos enfermos, para que ofrezcáis vuestros sufrimientos por la conversión de quien
es prisionero del mal; y que os anime a vosotros, queridos recién casados, a ser señal
de fidelidad de Dios también con el perdón recíproco, motivado por el amor.