El Papa espera que la actual crisis económica refuerce la cohesión social, el desarrollo
de infraestructuras públicas adecuadas y reafirme el primado de la ética sobre la
economía
Sábado, 12 jun (RV).- Benedicto XVI ha recibido este mediodía en la sala Clementina
del Palacio Apostólico a los participantes en la 45ª reunión del Banco de Desarrollo
del Consejo de Europa. Un organismo ha dicho el Papa, en el discurso que les ha dirigido,
fundado en 1956 por el Consejo de Europa “con una vocación exclusivamente social,
para tener un instrumento cualificado con el fin de promover su propia política de
solidaridad”. Este banco se ha ocupado desde el principio de los problemas relativos
a los refugiados, para extender más tarde sus competencias en el contexto más amplio
de la cohesión social europea.
“La Santa Sede no puede sino mirar con interés
una estructura que sostiene con sus préstamos proyectos sociales, que se preocupa
del desarrollo, que responde a situaciones de urgencia y que contribuye a mejorar
las condiciones de vida de las personas necesitadas”.
Los acontecimientos políticos
que han sucedido en Europa al final del pasado siglo han permitido al Banco respirar
con dos pulmones. Sabemos, ha explicado el Papa, que hay todavía un largo camino
que recorrer, pero los intercambios económicos y financieros, entre el este y el oeste
-ha preguntado- “¿se han desarrollado dentro de un real progreso humano?”.
La
liberación de las ideologías totalitarias, ha proseguido Benedicto XVI “¿han sido
utilizadas para el progreso económico, en detrimento de un desarrollo más humano,
respetuoso de la dignidad y de la nobleza del hombre? ¿Han sido desdeñadas las riquezas
espirituales que han modelado la identidad europea? Las intervenciones del Banco a
favor de los países del Este permitirá, estoy seguro, ha afirmado el Santo Padre-
corregir los desequilibrios en favor de un proceso basado en la justicia y la solidaridad.
Éstas sí que son indispensables para el presente y el futuro de Europa.
Más
adelante, el Papa ha abordado el momento particular de crisis económica y financiera
que está atravesando Europa y ha dicho que el Banco de Desarrollo “no debe limitarse
a analizar estrictamente la situación financiera, sino que, contrariamente, debe mostrar
su originalidad reforzando la integración social, la gestión del medio ambiente y
el desarrollo de las infraestructuras públicas con vocación social”. Luego, ante los
desafíos actuales, Benedicto XVI ha hablado de su Encíclica Caritas in veritate, sobre
la doctrina social de la Iglesia.
“He querido poner en evidencia que la relación
que existe entre el amor y la verdad es, si es bien vivida, una fuerza dinámica que
regenera el conjunto de relaciones interpersonales y que ofrece una novedad real en
la reorientación de la vida económica y financiera que renueva, al servicio del hombre
y de su dignidad, para las cuales ellas existen”.
De hecho, el Papa ha explicado
que por ellas mismas, economía y finanzas, no existirían porque son solamente medios
útiles.
“Su único fin es la persona humana y la realización plena de su dignidad.
Este es el único capital que hay que salvar”.
Y en este capital humano, ha
finalizado diciendo el Santo Padre, se encuentra la dimensión espiritual de las personas.
El cristianismo ha permitido a Europa que comprendiera lo que es la libertad, la responsabilidad
y la ética, que impregnan las les leyes de sus estructuras societarias.
“Marginar
el Cristianismo así como excluir los símbolos que lo representan, contribuirá a amputar
nuestro continente del manantial fundamental que lo nutre incansablemente y que contribuye
a su verdadera identidad. Efectivamente, el Cristianismo es la fuente de los valores
espirituales y morales que son el patrimonio común de los pueblos europeos, valores
a los cuales los Estados miembros del Consejo de Europa han manifestado su adhesión
inquebrantable en el Preámbulo del Estatuto del Consejo de Europa”.