El Papa llega a Chipre para confirmar a los católicos en la fe y animarles a que sean ejemplo y a que vivan su papel en la sociedad en beneficio de la Iglesia y del Estado

Viernes, 4 jun (RV).- Por primera vez en la historia, un Papa llegó hoy a Chipre, la tercera isla más grande del Mediterráneo, después de Sicilia y Cerdeña. También es la primera vez que Benedicto XVI visita un país de mayoría ortodoxa. Después de sus recientes visitas apostólicas a Malta y Portugal, Benedicto XVI emprendió este decimosexto viaje internacional de tres días que tiene dos claros objetivos: visitar a la Iglesia de Chipre y encontrar a sus distintas comunidades: Ortodoxa, Maronita, Latina y Armenia; y la publicación del Instrumentum laboris de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio que tendrá lugar en el Vaticano del 10 al 24 del próximo mes de octubre sobre el tema: “La Iglesia Católica en Medio Oriente: comunión y testimonio”.

De hecho, el Papa, en su discurso de bienvenida en el aeropuerto de Pafos, ha hecho alusión a estos dos temas. Pero antes de abordar el texto, oigamos a nuestro enviado especial a Chipre el padre David Gutiérrez que nos explica la llegada del Pontífice.  
Benedicto XVI en su discurso ha aludido a Chipre como “cruce de culturas y religiones, de historias gloriosas y antiguas que todavía hoy mantienen un fuerte y visible impacto sobre la vida de este país”. “Entrando recientemente a formar parte de la Unión Europea -ha dicho el Papa- la República de Chipre ha empezado a beneficiarse de los intercambios económicos y políticos. Lo que le ha permitido acceder a los mercados a la tecnología y los conocimientos prácticos”.

“Es de desear grandemente que esta pertenencia conlleve prosperidad a vuestro País y que los demás Países europeos, a su vez se enriquezcan de vuestra herencia espiritual y cultural, que refleja vuestro papel histórico encontrándoos entre Europa, Asia y África. Que el amor a vuestra patria y a vuestras familias, así como el deseo de vivir en armonía con vuestros vecinos bajo la protección misericordiosa de Dios omnipotente, os inspiren a resolver con paciencia los problemas que todavía compartís con la Comunidad internacional en relación con el futuro de vuestra Isla”.
El Santo Padre ha resaltado que ha llegado a Chipre, siguiendo las huellas de los Santos apóstoles Pablo y Bernabé, como peregrino y siervo entre los siervos de Dios. “Como sucesor de Pedro llego para saludar de manera especial a los católicos de Chipre, para confirmarles en la fe y animarles a que sean ejemplo como cristianos y como ciudadanos y a que vivan plenamente su papel en la sociedad en beneficio tanto de la Iglesia como del Estado. Durante mi estancia entre vosotros entregaré también el Instrumentum laboris, un documento de trabajo en vista de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Oriente Medio que tendrá lugar en Roma este año. La Asamblea examinará muchos aspectos de la presencia de la Iglesia en la región y los desafíos que los católicos deben afrontar, a menudo en circunstancias difíciles, viviendo la comunión con la Iglesia Católica y ofreciendo su testimonio al servicio de la sociedad y del mundo”.

El Papa ha terminado diciendo que “Chipre es un lugar apropiado desde el cual lanzar esta reflexión sobre la Iglesia secular y su Comunidad católica de Oriente Medio, expresando la solidaridad a todos los Cristianos de la Región y la convicción de que ellos tienen un insustituible papel que jugar en la paz y en la reconciliación entre sus pueblos”.

Terminada la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Pafos, Benedicto XVI se ha trasladado en coche a la Iglesia de Santa Ciríaca, lugar de culto ortodoxo, que se encuentra a 25 kilómetros y donde en estos momentos participa en una celebración ecuménica. Oigamos de nuestro al padre David Gutiérrez que nos habla de la historia de Chipre y sus orígenes cristianos.