Día del Personal de Paz de Naciones Unidas

Jueves, 27 may (RV).- “La primera tarea de las Naciones Unidas es la de mantener y promover la paz en el mundo”, así lo recordaba la Santa Sede en una de sus reuniones en la sede de la ONU en Nueva York (EE.UU.), poniendo de manifiesto que la paz es el objetivo principal de los fundadores de la Organización y sigue siendo un tema de actualidad en la agenda de este Organismo internacional.
En defensa de este principio la Asamblea General de las Naciones estableció en 2002, que cada 29 de mayo, se conmemoraría el Día Internacional del Personal de Paz de la ONU, para rendir homenaje a todos los hombres y mujeres que han prestado servicios y continúan prestando su trabajo en las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas por su alto grado de profesionalidad, dedicación y valor, y para honrar la memoria de quienes han perdido su vida en aras de la paz.
En su primer mensaje para celebrar esta jornada, el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, subrayó que a través de este día dedicado al Personal de Paz Internacional “se conmemora el sacrificio y el compromiso desinteresado de quienes mantienen la paz sirviendo en todo el mundo”.
Las misiones de paz de hoy en día son muchos más complejas, las tareas y responsabilidades del personal de paz han crecido, llegando a ser los constructores de los gobiernos en Kosovo y Timor Oriental, mientras que en Afganistán están ayudando a las nuevas autoridades a establecer el estado de derecho.
Las misiones de paz están integradas por fuerzas internacionales, conocidas como los “cascos azules”, bajo el mandato de Naciones Unidas. Como personal de paz su objetivo consiste en apoyar la vigilancia y resolver conflictos desde una posición imparcial utilizando la diplomacia como su arma de combate. Estas misiones en la actualidad tienen un carácter multidimensional en donde participa no sólo el personal militar sino también civil (observadores electorales, voluntarios, representantes de ONG, instituciones regionales de ayuda humanitaria, personal proveniente de las agencias especializadas de la ONU, etc.), quienes realizan principalmente actividades de ayuda humanitaria, observación en procesos electorales, protección de los Derechos Humanos y negociaciones en los procesos de paz. Por todo ello, al personal de paz de Naciones Unidas, le fue otorgado en 1988 el Premio Nóbel de la Paz, en reconocimiento a la defensa de este principio por ellas desarrollado.
En este sentido la Iglesia católica ha deseado siempre contribuir a esta obra inmensa, ante todo mediante el anuncio del Evangelio de Cristo pues, como ha señalado en más de una ocasión la Santa Sede “sin progreso espiritual, el progreso material de las naciones será vano e ilusorio. Esta convicción ha guiado a la Iglesia a lo largo de su historia y es también su compromiso para el tercer milenio”.
Juan Pablo II y Benedicto XVI han mostrado en varias ocasiones su total apoyo y cercanía a todo el personal de la ONU, especialmente al personal de paz. Pero también Pablo VI, quien se reunión con los miembros de Naciones Unidas en 1965 dando a conocer la misión de la Iglesia: “traemos un mensaje para toda la humanidad. Y lo hacemos no sólo en nuestro nombre personal y en nombre de la gran familia católica, sino también en nombre de los hermanos cristianos que comparten los sentimientos que nosotros expresamos aquí, y especialmente en nombre de quienes han tenido a bien encargarnos explícitamente de representarlos”. En este día que recordamos al personal de paz de la ONU, queremos terminar este programa recordando una de las frases conclusivas del discurso de Pablo VI: “La paz no se construye solamente mediante la política y el equilibrio de las fuerzas y de los intereses. Se construye con el espíritu, las ideas, y las obras de la paz”.