Benedicto XVI reiteró que la cultura contemporánea europea, por amnesia u olvido corre
el riesgo de abandonar el extraordinario patrimonio suscitado e inspirado por la fe
cristiana
Jueves, 20 abr (RV).- Benedicto XVI inspirado en el concierto que en su honor le ofreció
el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill I, en ocasión de su V aniversario
de Pontificado, recordó que en la música se anticipa y realiza el diálogo, la sinergía
entre la Europa de Oriente y Occidente, que tienen fundamento en sus raíces cristianas.
Al concluir el evento, que tuvo lugar, esta tarde, en el Aula Pablo VI del
Vaticano, el Papa dirigió unas palabras que se centraron fundamentalmente en la necesidad
de recuperar las raíces cristianas de Europa. En particular, el Santo Padre recordó
la visión unitaria y armónica de su predecesor Juan Pablo II, quien sugería que el
viejo continente debía respirar con “dos pulmones”, conciente de las profundas y comunes
raíces culturales y religiosas, sin las cuales la Europa de hoy estaría privada de
un alma y, como consecuencia, signada por una visión reduccionista y parcial.
“Como
he afirmado más de una vez, la cultura contemporánea, y particularmente la europea,
corre el riesgo de la amnesia, del olvido y, por lo tanto, del abandono del extraordinario
patrimonio suscitado e inspirado por la fe cristiana, que constituye el esqueleto
esencial de la cultura europea, y no sólo de ella. Las raíces cristianas de Europa,
están constituidas, de hecho, además que de la vida religiosa y del testimonio de
tantas generaciones de creyentes, también del inestimable patrimonio cultural y artístico,
orgullo y recurso precioso de los pueblos y de los países, en los que la fe cristiana,
en sus distintas expresiones, ha dialogado con las culturas y las artes, las ha animado
e inspirado, favoreciendo y promoviendo como nunca la creatividad y el genio humano”
El Santo Padre
recalcó que hoy por hoy estas raíces están vivas y fecundas, en Oriente y en Occidente,
y pueden y deben inspirar un nuevo humanismo, una nueva estación de auténtico progreso
humano, para responder eficazmente a los numerosos y a veces cruciales desafíos que
nuestras comunidades cristianas y nuestras sociedades tienen que enfrentar, ante todo,
el de la secularización, que no solo lleva a prescindir de Dios y de su proyecto,
sino que termina por negar la misma dignidad humana, en función de una sociedad regulada
por intereses egoístas.
“Volvamos a hacer respirar a Europa a pleno pulmón,
a dar nuevamente un alma no sólo a los creyentes sino a todos los pueblos del continente,
a promover la confianza y la esperanza, enraizándolas en la milenaria experiencia
de fe cristiana. En este momento, no puede faltar el testimonio coherente, generoso
y valiente de los creyentes para que podamos mirar el futuro como un porvenir en el
que la libertad y la dignidad de cada hombre y de cada mujer sean reconocidas como
valores fundamentales y se valorice también la apertura a lo Trascendente, la experiencia
de fe como dimensión constitutiva de la persona”
Al
dirigirse al nutrido público presente en el Aula, Benedicto XVI agradeció en primer
lugar el gesto del Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill I por su mensaje
y por este sugestivo y excepcional concierto.
“A él dirijo mi más fraterno
y cordial saludo, expresando vivamente el deseo de que la alabanza al Señor y el compromiso
por el progreso de la paz y de la concordia entre los pueblos nos una cada vez más
y nos hagan crecer en la sintonía de las intenciones y en la armonía de las acciones”
El
Pontífice también tuvo palabras especiales para el Metropolita Hilarión de Volokolamsk,
presidente del departamento de relaciones exteriores del Patriarcado de Moscú y además
compositor de una de las obras ejecutadas en el concierto, a quien reconoció no sólo
su constante labor ecuménica, sino su demostrada creatividad artística.
Luego,
el Papa saludó a los representantes del gobierno de la Federación Rusa y de la delegación
del Patriarcado Ruso que junto al Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad
de los Cristianos y el Pontificio Consejo de la Cultura han organizado “Las Jornadas
de la cultura y de la espiritualidad rusa en el Vaticano”. Pero, en especial, el Santo
Padre se dirigió a la Orquesta Nacional Rusa dirigida por el maestro Carlo Ponti,
al Coro Sinodal de Moscú y a la Capella de Cornos de Petersburgo a quienes felicitó
por su talento, empeño y pasión en la ejecución de las obras maestras de la tradición
rusa.
El Papa puso de relieve que en las obras de grandes compositores rusos
como Mussorgsky, Rimsky-Korsakov, Tchaikovsky y Rachmaninov, interpretadas en este
concierto, está profundamente presente el alma del pueblo ruso y con ella la fe cristiana
que encuentra una extraordinaria expresión justamente en la liturgia y en el canto
litúrgico. “Es en la liturgia y desde la liturgia – dijo el Papa- de donde se desprende
y se enciende gran parte de la creatividad artística de los músicos rusos, para dar
vida a obras maestras que merecerían una mayor atención en el mundo occidental”.
Benedicto
XVI concluyó sus palabras recordando que “es la alegría de Cristo resucitado la que
nos anima y nos sostiene en nuestro camino de fe y de testimonio cristiano” para ofrecer
la verdadera alegría y esperanza al mundo y para donar confianza a la humanidad.
Y hablando en ruso, el Papa renovó su agradecimiento al Patriarca Kirill I por su
mensaje y a los presentes que permitieron este evento.
En efecto, al igual
que el Santo Padre, el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias en su mensaje, puso
de relieve la importancia en la historia de los intercambios culturales entre ambas
iglesias y, en especial, de la música. “La música- destaca el Patriarca- es un lenguaje
particular que nos da la posibilidad de comunicar con nuestros corazones. La música
es capaz de transmitir sentimientos del alma humana y de estados espirituales que
las palabras no logran describir”.
En el menaje- leído al inicio del concierto
por el Metropolita Hilarión- Su Beatitud, Kirill I sostiene que para conocer a un
pueblo es necesario escuchar su música, y no necesariamente sólo la religiosa. “En
los años de persecución para la iglesia y del dominio del ateísmo de Estado- subraya
el Patriarca- cuando la mayoría de las poblaciones no tenían acceso a la música sacra,
estas obras, junto con las obra maestras de la literatura rusa y de las artes figurativas,
contribuyeron a llevar el anunció evangélico, proponiendo al mundo laico ideales de
gran levadura moral y espiritual.
El mensaje del Patriarca al Santo Padre,
concluye con las palabras del salmo 150, uno de los que fueron interpretados en el
concierto, y con el augurio del patriarca de Moscú para que Dios sostenga al Papa
en su pontificado.