Ante la ONU el Papa alienta las iniciativas hacia el desarme progresivo y la creación
de zonas libres de armas nucleares, con la finalidad de eliminarlas completamente
del planeta
Viernes, 7 may (RV).- El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU intervino
en la Conferencia sobre la revisión del tratado de no proliferación nuclear, celebrada
ayer en Nueva York. El arzobispo Mons. Celestino Migliore, que aseguró su total apoyo
para conseguir el éxito de esta Conferencia, fue además el portador de un mensaje
de Benedicto XVI a los participantes en la Conferencia de Naciones Unidas.
En
su mensaje el Santo Padre se refiere al proceso para coordinar el desarme nuclear
y la seguridad, que está estrechamente vinculado a la realización plena y rápida de
los compromisos internacionales pertinentes”. Porque la paz, como escribe el Papa
“se basa en la confianza y el respeto de las promesas realizadas, no sólo en el equilibrio
de fuerzas”.
En este contexto el Pontífice alienta las iniciativas que persiguen
el desarme progresivo y la creación de zonas libres de armas nucleares, con la finalidad
de eliminarlas completamente del planeta. Además el Santo Padre exhorto a todos los
participantes en la reunión a tejer una red política y económica de paz para fomentar
el desarrollo integral del hombre y las genuinas aspiraciones de los pueblos".
En
su intervención el observador permanente de la Santa Sede ha lamentado que las armas
nucleares sigan siendo un tema central en la agenda de desarme desde hace décadas.
“Estas armas siguen existiendo en grandes cantidades” denunció el arzobispo, y no
sirven únicamente como disuasión sino que han ido afianzándose en las doctrinas militares
de las grandes potencias. “Se ha intensificado el peligro de la proliferación y la
amenaza del terrorismo nuclear se ha convertido en realidad”.
Durante su intervención
Mons. Migliore señaló el desafío de que los estados poseedores de armas nucleares,
40 años después de la entrada en vigor del Tratado de No Proliferación, aún no han
cumplido la sentencia de la Corte Internacional de Justicia para eliminar las armas
nucleares. “Mientras que existan las armas nucleares –advirtió el prelado- siempre
existirá el peligro de que el material nuclear producido para el uso pacífico de la
energía se convierta en armas”. Pero para poner fin a la proliferación nuclear es
necesario el apoyo de una autoridad moral decidida, porque ella es la condición primordial
para respetar y cumplir las promesas y compromisos.
El observador permanente
de la Santa Sede ha criticado también las doctrinas militares que siguen confiando
en las armas nucleares como medida de seguridad y defensa y que de hecho son las que
están retrasando los procesos de desarme nuclear y no proliferación. De hecho la Santa
Sede, que aboga por la transparencia, verificable e irreversible del desarme nuclear
mundial ha acogido con satisfacción el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas.
Otro
argumento para la prohibición universal de las explosiones nucleares, expuesto por
el prelado es evitar mayores daños al medio ambiente. En este contexto Mons. Migliore
alentó a los estados poseedores de armas nucleares a ratificar los protocolos respectivos
a los Tratados de zonas libres de armas nucleares y en especial apoyó firmemente los
esfuerzos para establecer una zona de estas características en Oriente Medio.
Para
Mons. Migiore es un hecho indiscutible que “ninguna fuerza en la tierra será capaz
de proteger a la población civil de la explosión de bombas nucleares, que podrían
causar millones de muertes instantáneas. Cada paso dado en la no proliferación y desarme
debe orientarse a garantizar la seguridad y la supervivencia de la humanidad”.
Por
último el arzobispo instó a todos a tomar como ejemplo la Convención sobre las armas
de racimo y el tratado de prohibición de minas, que ha demostrado que es posible deshacerse
de viejas costumbres y garantizar la seguridad de los seres humanos.