2010-05-07 15:07:27

Ante la ONU el Papa alienta las iniciativas hacia el desarme progresivo y la creación de zonas libres de armas nucleares, con la finalidad de eliminarlas completamente del planeta


Viernes, 7 may (RV).- El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU intervino en la Conferencia sobre la revisión del tratado de no proliferación nuclear, celebrada ayer en Nueva York. El arzobispo Mons. Celestino Migliore, que aseguró su total apoyo para conseguir el éxito de esta Conferencia, fue además el portador de un mensaje de Benedicto XVI a los participantes en la Conferencia de Naciones Unidas.



En su mensaje el Santo Padre se refiere al proceso para coordinar el desarme nuclear y la seguridad, que está estrechamente vinculado a la realización plena y rápida de los compromisos internacionales pertinentes”. Porque la paz, como escribe el Papa “se basa en la confianza y el respeto de las promesas realizadas, no sólo en el equilibrio de fuerzas”.

En este contexto el Pontífice alienta las iniciativas que persiguen el desarme progresivo y la creación de zonas libres de armas nucleares, con la finalidad de eliminarlas completamente del planeta. Además el Santo Padre exhorto a todos los participantes en la reunión a tejer una red política y económica de paz para fomentar el desarrollo integral del hombre y las genuinas aspiraciones de los pueblos".

En su intervención el observador permanente de la Santa Sede ha lamentado que las armas nucleares sigan siendo un tema central en la agenda de desarme desde hace décadas. “Estas armas siguen existiendo en grandes cantidades” denunció el arzobispo, y no sirven únicamente como disuasión sino que han ido afianzándose en las doctrinas militares de las grandes potencias. “Se ha intensificado el peligro de la proliferación y la amenaza del terrorismo nuclear se ha convertido en realidad”.

Durante su intervención Mons. Migliore señaló el desafío de que los estados poseedores de armas nucleares, 40 años después de la entrada en vigor del Tratado de No Proliferación, aún no han cumplido la sentencia de la Corte Internacional de Justicia para eliminar las armas nucleares. “Mientras que existan las armas nucleares –advirtió el prelado- siempre existirá el peligro de que el material nuclear producido para el uso pacífico de la energía se convierta en armas”. Pero para poner fin a la proliferación nuclear es necesario el apoyo de una autoridad moral decidida, porque ella es la condición primordial para respetar y cumplir las promesas y compromisos.

El observador permanente de la Santa Sede ha criticado también las doctrinas militares que siguen confiando en las armas nucleares como medida de seguridad y defensa y que de hecho son las que están retrasando los procesos de desarme nuclear y no proliferación. De hecho la Santa Sede, que aboga por la transparencia, verificable e irreversible del desarme nuclear mundial ha acogido con satisfacción el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas.

Otro argumento para la prohibición universal de las explosiones nucleares, expuesto por el prelado es evitar mayores daños al medio ambiente. En este contexto Mons. Migliore alentó a los estados poseedores de armas nucleares a ratificar los protocolos respectivos a los Tratados de zonas libres de armas nucleares y en especial apoyó firmemente los esfuerzos para establecer una zona de estas características en Oriente Medio.



Para Mons. Migiore es un hecho indiscutible que “ninguna fuerza en la tierra será capaz de proteger a la población civil de la explosión de bombas nucleares, que podrían causar millones de muertes instantáneas. Cada paso dado en la no proliferación y desarme debe orientarse a garantizar la seguridad y la supervivencia de la humanidad”.

Por último el arzobispo instó a todos a tomar como ejemplo la Convención sobre las armas de racimo y el tratado de prohibición de minas, que ha demostrado que es posible deshacerse de viejas costumbres y garantizar la seguridad de los seres humanos.








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