Audiencia general: el Papa pide el desarme nuclear porque “la paz descansa sobre la
confianza y el respeto de las obligaciones asumidas, y no solo sobre el equilibrio
de las fuerzas”
Miércoles, 5 may (RV).- Repetidos aplausos, vítores y manifestaciones de afecto recibieron
esta mañana a Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro. El Santo Padre dio una vuelta
en papamóvil descubierto entre los diversos sectores en los cuales se divide la plaza
para dar lugar a los fieles y peregrinos, hoy al menos 30 mil, según datos de la Prefectura
de la Casa Pontifica.
Una ''tensión hacia la perfección moral debe vivir en
todo sacerdote'' y los fieles deben estarles cercanos, ''con su oración y apoyo, especialmente
en las dificultades''': la catequesis de hoy del Papa se centró en la figura del sacerdote,
mientras el Año a él dedicado está concluyendo.
Las tareas de los sacerdotes
- recordó el Pontífice – son aquellas de ''enseñar, santificar y gobernar'', colocando
a los hombres ''en contacto con Dios'', ser ''puentes para favorecer el encuentro
con Dios'', a través de los sacramentos, pero también poniendo en juego la propia
''humildad'' y ''generosidad''.
Durante la audiencia general el Papa recordó
también su reciente viaje a Turín con motivo de la Ostensión de la Sabana Santa que
- dijo - ''nos invita a contemplar el rostro de Cristo cuya misión redentora es seguida
hoy en día por el ministerio sacerdotal''.
Este ha sido el resumen que de
su catequesis ha hecho Benedicto XVI en español para los fieles de nuestra lengua.
Queridos
hermanos y hermanas: Quisiera hablar hoy de la misión de santificar de los sacerdotes.
Santificar una persona significa ponerla en contacto con Dios, con el ser de Dios
que es verdad absoluta, bondad, amor y belleza. Esto no puede venir como fruto del
esfuerzo del hombre, sino que es Dios mismo quien lo realiza. Parte esencial de la
gracia del sacerdocio es el don y la misión de crear este contacto, que se realiza
en el anuncio de la palabra de Dios y, de un modo particularmente denso, en los sacramentos.
En efecto, la salvación sólo la podemos recibir de Dios, que nos atrae y obra en nosotros
por medio de realidades materiales, que Él mismo ha escogido. Es preciso, pues, que
los sacerdotes se dediquen con generosidad a la administración de los sacramentos,
a dar a sus hermanos el tesoro de gracia que Dios ha puesto en sus manos, no como
dueños, sino como servidores. Y, junto a esto, ayudar a los fieles a vivir plenamente
la liturgia, el culto y los sacramentos como don divino gratuito y eficaz para la
salvación. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular
a los venidos de España, República Dominicana, Costa Rica, Argentina, México, Ecuador
y otros países latinoamericanos. Invito a todos a acompañar con vuestra plegaria y
afecto a los sacerdotes, por medio de los cuales Cristo se hace verdaderamente presente
y nos salva. Muchas gracias.
Al final de la audiencia el Santo Padre recordó
que el pasado 3 de mayo se abrieron en Nueva York, los trabajos de la octava Conferencia
de Examen del Tratado de no proliferación de las armas nucleares. A este respecto
Benedicto XVI hizo un llamamiento, recordando que el proceso hacia un desarme nuclear
concertado y seguro está estrechamente conectado con el pleno y solícito cumplimiento
de los relativos compromisos internacionales.
“La paz, de hecho, descansa
sobre la confianza y sobre el respeto de las obligaciones asumidas, y no solo sobre
el equilibrio de las fuerzas. Con tal espíritu, aliento las iniciativas que persiguen
un progresivo desarme y la creación de zonas libres de armas nucleares, en la perspectiva
de su completa eliminación del planeta. Exhorto, finalmente, a todos los participantes
en la reunión de Nueva York a superar los condicionamientos de la historia y a tejer
pacientemente la trama política y económica de la paz, para ayudar el desarrollo humano
integral y las autenticas aspiraciones de los pueblos”.