Temas principales de la visita ad limina de los obispos de Bélgica
Martes, 4 may (RV).- La dimisión del obispo de Brujas, la situación de la iglesia
en Bélgica y los prejuicios frente a las posiciones de la iglesia ante temas como
el divorcio, el aborto o la eutanasia son algunos de los temas que los obispos de
Bélgica, desde ayer en visita ad límina apostolorum, plantearán al Papa Benedicto
XVI.
Así se desprende de la entrevista de nuestra colega Matilde Auvillain
a Mons. André-Mutien Joseph Leonard, arzobispo de Malinas–Bruselas y presidente de
la conferencia episcopal quien expuso, entre los temas que desean profundizar con
el Santo Padre, la situación creada ante la dimisión del obispo de Brujas por abusos
sexuales contra un menor, además de la secularización de la sociedad.
“Seguramente tocaremos
los dolorosos interrogantes que han surgido en nuestro país después de la dimisión
del obispo de Brujas. Es inevitable hablar de este tema y de las medidas que debemos
emprender para hacer frente a esta situación. Sin duda, están los desafíos de la secularización
y también las cuestiones bioéticas que en Bélgica son particularmente apremiantes,
sobretodo, en lo que respecta a la eutanasia. Como en todas partes, está la cuestión
del diálogo interreligioso, teniendo en cuenta que estamos en una sociedad donde la
inmigración desde los países musulmanes es significativa”.
Monseñor Leonard,
también planteó como uno de los desafíos el problema de las vocaciones que a su parecer
es mucho más grave en Bélgica que en otros países, como en Francia. Una situación
que está directamente relacionada con el estado de salud del catolicismo en el país,
que se ha ido deteriorando en los últimos 30 años, particularmente, la practica religiosa.
El prelado también reconoció la acentuada secularización y, paralelamente, la pérdida
de fortaleza del catolicismo en el país, que hoy es sólo una voz más entre muchas
otras.
“Ante todo
se debe aceptar este hecho, tomar conciencia de la secularización con honestidad y
no actuar como hace 30 o 40 años. Pienso que necesitamos desarrollar en la Iglesia
aquello que yo llamo, en sentido positivo, una pastoral a dos velocidades, o sea,
continuar a responder a las peticiones cada vez menos elevadas, aunque consistentes
de los sacramentos: bautismo, primera comunión, profesión de fe, confirmación, matrimonio
y funerales cristianos. Es necesario acoger estas instancias, acompañar a las personas,
ayudarlas a profundizar en sus peticiones, pero al mismo tiempo animar los impulsos
vitales provenientes de las parroquias, de los movimientos, de las comunidades que
quieren evangelizar, ir más allá, profundizar”.
En cuanto a la sociedad
belga en su conjunto el presidente de la conferencia episcopal se refirió a las posiciones
de la iglesia frente a temas como la eutanasia, la bioética y el divorcio, que a su
parecer son percibidas de manera negativa y con una especie de desconfianza.
“Hay una actitud
de prejuicio, más que nada negativa, porque la mayoría de las personas conoce lo que
la Iglesia piensa sólo a través de eslóganes, de simplificaciones o de los titulares
de los periódicos. Pero cuando hay una oportunidad de explicar las cosas de una manera
más articulada, la palabra de la Iglesia es bien acogida, sobretodo, si se muestra
al mismo tiempo coherencia y sensibilidad por aquello que vive la gente”.
Por
último, en cuanto a la crisis política dictada particularmente por las tendencias
separatistas que se vislumbran en Bélgica, el arzobispo de Bruselas subrayó que la
Iglesia debe ser muy cauta cuando habla de cuestiones políticas. “No debe dar la impresión
de hacer lo que hacía en el pasado cuando tenía un peso en los debates políticos.
Debe hacer sentir propia voz en el conjunto de la sociedad. Y puede hacerse escuchar
como lo hacen los movimientos laicos, las otras Iglesias y religiones para contribuir
así a un diálogo entre las comunidades.