Benedicto XVI visita a los enfermos en Turín y manifiesta que el sufrimiento, el mal,
la muerte no tienen la última palabra, “porque de la muerte y del sufrimiento, la
vida puede resurgir”
Domingo, 2 may (RV).- El último encuentro del Santo Padre ha sido con los enfermos,
que ha visitado en la en la Pequeña casa de la Divina Providencia, fundada por san
José Benito Cottolengo, en los suburbios de Turín en 1832. “Es un encuentro el nuestro
-ha dicho el Papa- que entona muy bien con mi peregrinación al Sagrado Sudario, porque
podemos leer todo el drama del sufrimiento, pero también, a la luz de la Resurrección
de Cristo, el pleno significado que ésta asume para la redención del mundo”.
Recordando
su última Audiencia General el pasado miércoles, donde habló del fundador de la “Casa
de la Divina Providencia”, el Pontífice ha afirmado que José Benito Cottolengo “fue
un auténtico campeón de la caridad” cuyas iniciativas a favor de los más necesitados
han florecido en todo el mundo. “Nacidas para sanar la plaza de pobreza que afligía
la ciudad de Turín, el santo que dio una respuesta a esta situación acogiendo a personas
en dificultad y privilegiando las que eran rechazadas y no eran curadas por los demás”.
“Lo guiaba una convicción profunda: los pobres son Jesús -decía. No son una
imagen de Él. Son Jesús en persona y como tales es necesario servir. Todos los pobres
son nuestros dueños”.
San José Cottolengo sintió que debía comprometerse con
Dios y para el hombre, movido en lo profundo de su corazón por las palabras del apóstol
Pablo: “la caridad de Cristo no deja escapatoria”. Su obra a favor de los más pequeños
y olvidados -ha dicho el Papa- fue desde el inicio un ejercicio de caridad cristiana
que le permitió reconocer en cada hombre, aunque estuviera al margen de la sociedad,
una gran dignidad. Había comprendido que el que sufre y es rechazado tiende a aislarse
y manifiesta desconfianza hacia la vida misma. Por eso hacerse cargo de tantos sufrimiento
significaba crear profundas relaciones de cercanía espontánea dando vida a estructuras
que parecieran verdaderas familias.
¡Recuperar la dignidad personal para san
José Benito Cottolengo quería decir restablecer y valorizar todo lo humano: de las
necesidades fundamentales psicosociales, a las morales y espirituales, de la rehabilitación
de las funciones físicas a la búsqueda de un sentido de la vida.
“Queridos
enfermos -ha terminado diciendo Benedicto XVI- vosotros desempeñáis una obra importante:
viviendo vuestros sufrimientos en unión con Cristo crucificado y resucitado, participáis
en el misterio de su sufrimiento para la salvación del mundo”. “Esta Casa es uno de
los frutos maduros nacidos de la Cruz y de la Resurrección de Cristo y manifiesta
que el sufrimiento, el mal, la muerte no tienen la última palabra. Porque de la muerte
y del sufrimiento, la vida puede resurgir”.