Benedicto XVI recuerda, al recibir al nuevo embajador de la República Democrática
del Congo, que “la paz no es únicamente la ausencia de conflictos”
Jueves, 29 abr (RV).- Benedicto XVI ha recibido también esta mañana las cartas credenciales
del nuevo embajador de la República Democrática del Congo ante la Santa Sede, Jean-Pierre
Hamuli Mupenda. El discurso del Papa se ha centrado básicamente en los difíciles
y trágicos momentos que el pueblo congolés todavía está viviendo, después de la violencia
de la guerra de los últimos años, que se ha “abatido ciega y sin piedad sobre amplias
franjas de la población”.
La Iglesia católica, que también ha sufrido en su
propia piel las consecuencias de “la brutal agresión que tanta muerte ha provocado,
desea favorecer -ha explicado el Papa- la curación interior y la fraternidad del pueblo
congolés para que recupere la dignidad y la paz tras haber sufrido la violación de
sus derechos y ser escarnecido”. Recordando el último mensaje de la Conferencia Episcopal
Congolesa, el Santo Padre ha dicho que “hay que emplear todos los medios políticos
y humanos para poner fin al sufrimiento”.
“El compromiso firmado en Goma en
2008 y la aplicación de los acuerdos internacionales son necesarios” ha afirmado el
Papa “pero más urgente todavía es poner en marcha las condiciones previstas para su
aplicación, que no podrán realizarse si no es reconstruyendo poco a poco el tejido
social gravemente herido”. El Papa ha hecho un llamamiento a los poderes públicos
“para que se decidan a empezar la reconstrucción humana y social del país, sin olvidar
que todavía existen, en algunas provincias, situaciones de guerra”. “La paz -ha dicho
el Papa- no es únicamente la ausencia de conflictos es también un don y una tarea
que obliga a los ciudadanos y al Estado”.
Benedicto XVI ha recordado que uno
de los mejores medios para construir la reconciliación en el Congo es a través de
“la promoción de la educación de las jóvenes generaciones”. “El espíritu de reconciliación
y de paz nacido en la familia se afirma i crece en la escuela y la Universidad”, ha
dicho el Papa. Por ello es necesario que “los niños y los jóvenes sean educados con
paciencia y tenacidad. Conviene que no sólo inculcarles un saber que les ayude en
su vida adulta y profesional, sino darles sólidas bases morales y espirituales con
lasa que rechazar la tentación de la violencia y del resentimiento, para elegir lo
que es verdaderamente justo y verdadero”.