En la misa exequial del cardenal Spidlik, Benedicto XVI destaca la semejanza que unía
al purpurado con Juan Pablo II
Martes, 20 abr (RV).- Esta mañana, en la Basílica de San Pedro, en la celebración
exequial del Card. Tomás Spidlik, Benedicto XVI ha evocado las virtudes del purpurado
checo - fallecido el pasado viernes en Roma a los 90 años de edad - poniendo de relieve
su anhelo y búsqueda de Dios, en el rostro de Jesús y en la obra del Espíritu Santo:
“un abrazo seguro, fuerte y dulce, que conduce al hombre hacia la vida eterna”.
“Los
grandes hombres de fe viven sumergidos en esta gracia, tienen el don de percibir con
especial intensidad esta verdad y así pueden superar también duras pruebas”, como
hizo el Card. Spidlik, sin perder nunca la confianza y conservando un gran sentido
de humor, que es signo ciertamente de inteligencia, así como de libertad interior,
ha destacado Benedicto XVI, señalando la semejanza que unía a este cardenal con el
Papa Juan Pablo II, al servicio de la Iglesia universal, Oriental y Occidental.
“En este
perfil, era evidente la semejanza entre nuestro llorado cardenal y el Venerable Juan
Pablo II: ambos tenían el don de la ironía y de la broma, aún habiendo vivido en su
juventud momentos personales difíciles y de algún modo semejantes. La Providencia
los hizo encontrar y colaborar por el bien de la Iglesia, en especial, para que la
misma Iglesia aprendiera a respirar con sus ‘dos pulmones’, como amaba decir el Papa
eslavo. Esta libertad y presencia de espíritu tiene su fundamento objetivo en la Resurrección
de Cristo”.
Evocando luego el lema -Con todo el corazón- y el escudo episcopal
del cardenal Spidlik, que representa un corazón, precisamente como signo del “hombre
que acoge plenamente el amor de Dios, su luz y vida, volviéndose así luz y vida para
toda la humanidad y el universo”, Benedicto XVI ha recordado que este purpurado era
miembro de la Compañía de Jesús, hijo espiritual de san Ignacio, que centra su fe
y la espiritualidad en la contemplación del misterio de Cristo.