El Papa destaca su preocupación por todo aquello que pueda ensombrecer el punto original
de la fe católica al recibir a los obispos brasileños que concluyen su visita ad Limina
Apostolorum
Jueves, 15 abr (RV).- Por haber resucitado, Cristo puede ser ‘pan vivo’ para la humanidad.
Con esta reiteración y con la palabras del Señor a los apóstoles y compañeros, después
de la resurrección - «La paz esté con ustedes» (Lc 24,36) - Benedicto XVI ha acogido
cordialmente a los Obispos brasileños, de la segunda Región del norte, que han terminado
hoy su visita ad Limina Apostolorum, mientras “la Iglesia entera está viviendo aún
en el clima de alabanza y júbilo, adornada por el resplandor de la luz de Cristo Resucitado”:
"Por estar vivo y resucitado, Cristo puede ser pan vivo (Jn 6,51)
para la humanidad. Por ello, siento que el centro y la fuente permanente del ministerio
petrino está en la Eucaristía, corazón de la vida cristiana, fuente y culmen de la
misión evangelizadora de la Iglesia. Por lo que podéis comprender la preocupación
del Sucesor de Pedro por todo aquello que pueda ensombrecer el punto original de la
fe católica: hoy Jesucristo sigue vivo y realmente presente en la hostia y el cáliz
consagrados"
Recordando
que una menor atención que a veces se presta al culto del Santísimo Sacramento es
“indicio y causa de oscurecimiento del sentido cristiano del misterio. Como sucede
cuando en la Santa Misa ya no aparece como preeminente y operante Jesús, sino una
comunidad atareada con muchos quehaceres, en lugar de estar recogida y dejarse atraer
por el Único necesario: el único Señor”, el Papa ha hecho hincapié en que la actitud
primaria y esencial del fiel cristiano que participa en la celebración litúrgica no
es ‘hacer’, sino ‘escuchar’, ‘abrirse’, ‘recibir’.
Sin que ello quiera
decir asumir una actitud pasiva o de falta de interés por lo que sucede, ha advertido
el Santo Padre una vez más, añadiendo que lo importante es cooperar impulsando el
bien, con la capacidad que se recibe por la gracia de Dios. “La naturaleza auténtica
de la verdadera Iglesia es ser, a la vez, humana y divina, visible y dotada de elementos
invisibles, entregada a la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo
y, sin embargo, peregrina. Y todo esto de suerte que en ella lo humano esté ordenado
y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación
y lo presente a la ciudad futura que buscamos”. Tras citar esta parte de la Constitución
conciliar Sacrosanctum Concilium (n.2) el Papa ha hecho hincapié en la centralidad
de Cristo en la liturgia:
"¡Cuán distantes de todo ello están cuantos
en nombre de la inculturación, caen en el sincretismo, introduciendo ritos tomados
de otras religiones o particularismos culturales en la celebración de la Santa Misa!
El misterio eucarístico es ‘un don demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones’
– escribía mi venerable predecesor el Papa Juan Pablo II – particularmente cuando
‘privado de su valor sacrificial, se vive como si no tuviera otro significado y valor
que el de un encuentro convival fraterno !(Encíclica Ecclesia de Eucharistia, 10).
En las diversas motivaciones aducidas para ello, subyace una mentalidad incapaz de
aceptar la posibilidad de una real intervención divina en este mundo para socorrer
al hombre. ‘Más todavía, el hombre se nota incapaz de domeñar con eficacia por sí
solo los ataques del mal, hasta el punto de sentirse como aherrojado entre cadenas’
(Const. Gaudium et Spes,13)"
La
confesión de una intervención redentora de Dios para cambiar esta situación de alienación
y de pecado es vista por cuantos dividen la visión deísta, como integrista, y lo mismo
se considera en lo que concierne a la Eucaristía, ha recordado Benedicto XVI, poniendo
de relieve más adelante que «el culto no puede nacer de nuestra fantasía». Pues «sería
un grito en la oscuridad o una simple auto-afirmación. La verdadera liturgia supone
que Dios responda y nos muestre cómo podemos adorarlo».
"La Iglesia puede
celebrar y adorar el misterio de Cristo presente en la Eucaristía precisamente porque
el mismo Cristo se ha entregado antes a ella en el sacrificio de la Cruz» (Exhortación
apostólica Sacramentum caritatis 14). Y la Iglesia vive de esta presencia y tiene
como razón de ser y existir ampliar esta presencia en el mundo entero", ha enfatizado
el Santo Padre, antes de concluir su discurso recordando la importancia del XVI Congreso
Eucarístico Nacional que se va a inaugurar en Brasilia, el próximo mes.