“Malta ha hecho mucho por defender la fe": card. Bertone a obispos de Malta
Domingo, 11 abr (RV).- “La historia de Malta está profundamente unida a San Pablo,
que ha proclamado en la isla la buena noticia de Jesús Resucitado, y el testimonio
de muchas generaciones de católicos en Cristo”· Así se lee en el mensaje del Cardenal
Secretario de Estado de Su Santidad, Tarcisio Bertone en ocasión de la visita pastoral
de Benedicto XVI a Malta, prevista para el 17 y 18 de este mes. En el mensaje
dirigido a los malteses el Cardenal Tarcisio Bertone manifiesta que en estos días
de preparación antes del viaje apostólico, el Santo Padre pide que se rece para que
su visita sea “un tiempo de renovación espiritual” para toda la Iglesia maltesa. Así
como Pedro fue enviado por el Señor para confirmar a sus hermanos en la fe, así también
ahora “el Sucesor de Pedro llega en medio de vosotros para reforzar vuestro compromiso
de seguir a Jesucristo.
Malta – subraya el Cardenal Secretario de Benedicto
XVI - ha permanecido “firmemente fiel a Cristo durante muchos siglos”, y ha hecho
mucho por defender la fe, tanto en la propia patria como en el exterior. Podéis estar
orgullosos - escribe el purpurado – de vuestra herencia cristiana, “orgullosos del
testimonio de muchas generaciones de católicos malteses que han vivido su fe con ejemplar
devoción”.
El Santo Padre invita a profundizar en este unión en la gran herencia
cristiana como “una realidad viviente y como una verdad siempre actual”, a pesar de
que ello, en la sociedad de hoy, comporte el riesgo de ser ignorado u olvidado. La
historia de Malta nos recuerda “la necesidad de defender la santidad del matrimonio,
la centralidad de la familia para una sociedad y a proteger la dignidad de la vida
humana desde su concepción hasta la muerte natural”.
La sociedad maltesa –
observa además el Secretario de estado de Su Santidad – sabe como cuidar de los miembros
más vulnerables, incluidos los nasciturus. En este año en el que la Iglesia universal
celebra el Año sacerdotal, el Papa exhorta a valorizar el gran don del sacerdocio,
a rezar por los presbíteros, para que “puedan crecer en la gratuidad a Dios, en la
fidelidad y en la alegría por su ministerio”.