Regina Caeli: el Papa exhorta a los cristianos a ser valientes mensajeros de la caridad
de Cristo y de su victoria sobre el mal y la muerte también en medio a las dificultades
Lunes, 5 abr (RV).- Benedicto XVI, que desde ayer por la tarde se encuentra en el
palacio apostólico de Castel Gandolfo, ha dirigido desde el balcón del patio de Clemente
XIV el rezo del Regina Caeli, la antífona mariana que se dirige a la Madre de Dios
en el Tiempo Pascual.
El Santo Padre en primer lugar, ha renovado su cordial
felicitación de paz y de alegría en la luz de la Pascua que celebramos en esta semana,
en este lunes después del Domingo de Resurrección denominado tradicionalmente como
“lunes del Ángel. “Naturalmente, ha manifestado Benedicto XVI, el pensamiento se
dirige de inmediato a los relatos evangélicos de la resurrección de Jesús, en el que
aparece la figura de un mensajero del Señor”. Y a este punto el Papa ha aludido a
los cuatro evangelistas:
“Todos los Evangelistas,
además, precisan que, cuando las mujeres se acercan al sepulcro lo encuentran abierto
y vacío, fue un ángel a anunciarles que Jesús había resucitado”
Mateo
dice: “De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Ángel del Señor bajó del
cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como
el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve” (Mt 28,2-3). Este
mensajero del Señor les dice: “No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado.
No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho (Mt 28,5-6); les enseña la
tumba vacía y les encarga de llevar el anuncio a los discípulos.
En Marcos,
ha proseguido diciendo el Papa, el ángel es descrito como “un joven, vestido con una
túnica blanca”, que da a las mujeres el mismo mensaje (cfr Mc 16,5-6) y Lucas habla
de “dos hombres con vestiduras deslumbrantes”, que recuerdan a las mujeres como Jesús
había preanunciado mucho antes su muerte y resurrección (cfr Lc 24,4-7). San Juan
habla de “dos ángeles vestidos de blanco”; es María de Magdala la que les ve mientras
lloraba junto al sepulcro, y le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?».(Gv 20,11-13).
“Pero el Ángel de
la resurrección tiene también otro significado. Es menester recordar, en efecto, que
el término “ángel” además de definir a los Ángeles, criaturas espirituales con inteligencia
y voluntad, servidores y mensajeros de Dios, digo que la palabra ángeles, es también
uno de los títulos más antiguos al mismo Jesús”.
A este respecto el Papa
ha aludido a Tertuliano, antiguo escritor cristiano, que manifiesta que Cristo ha
sido llamado también “ángel del consejo”, es decir anunciador, que es un término que
denota un oficio, no la naturaleza y volviendo al evangelista Juan Benedicto XVI ha
recordado lo que Jesús resucitado dijo a los Apóstoles: “Como el Padre me envió a
mí, yo también los envío a ustedes» (Gv 20,21); y les comunicó su Santo Espíritu.
“Esto significa
que, como Jesús ha sido anunciador del amor de Dios Padre, también nosotros debemos
ser de la caridad de Cristo: somos mensajeros de la resurrección, de su victoria sobre
el mal y sobre la muerte, portadores de su divino amor. Ciertamente permanecemos por
naturaleza hombres y mujeres, pero recibimos la misión de “ángeles”, mensajeros de
Cristo: viene dada a todos en el Bautismo y en la Confirmación. De manera especial,
por medio del Sacramento del Orden, la reciben los sacerdotes, ministros de Cristo;
me gusta subrayarlo en este Año Sacerdotal”.
Junto a los cientos de files
congregados en el patio del palacio apostólico de Castel Gandolfo, Benedicto XVI se
ha dirigido a la Virgen María, invocándola como Regina Caeli, Reina del Cielo para
que nos ayude a acoger en plenitud la gracia del misterio pascual y a convertirnos
en mensajeros valientes y alegres de la resurrección de Cristo.
Tras el rezo
del Regina Caeli, Benedicto XVI ha saludado en varias lenguas. Estas han sido sus
palabras en español:
Dirijo mi
cordial saludo a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración
mariana. Que el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte llene vuestra vida de
alegría y paz, y os ayude siempre a ser consecuentes con vuestra condición de cristianos.
No tengáis miedo. Cristo ha resucitado y vive entre nosotros. Su presencia amorosa
acompaña el camino de la Iglesia y la sostiene en medio de las dificultades. Con esta
certeza en vuestro corazón, ofreced al mundo un testimonio sereno y valiente de la
vida nueva que brota del Evangelio. Feliz Pascua de Resurrección a todos.
Antes
de finalizar el Papa ha tenido un recuerdo particular para las autoridades y los habitantes
de Castel Gandolfo, así como para los peregrinos que se encontraban en la Plaza de
San Pedro y a todos, ha deseado transcurrir serenamente este Lunes del Ángel, en el
que resuena con fuerza el anuncio alegre de la Pascua.