Juan Pablo II atrae a millones de peregrinos cinco años después de su muerte
Viernes, 2 abr (RV).- Hoy se cumple el V aniversario del fallecimiento del Venerable
Siervo de Dios Juan Pablo II. El Card. Angelo Comastri, Vicario del Papa para la Ciudad
del Vaticano, ha evocado ante los micrófonos de nuestra emisora, la figura del amado
Predecesor de Benedicto XVI. Cinco años después de su muerte, la presencia de Juan
Pablo II en la vida de una multitud de personas sigue siendo muy intensa.
Como
se nota, por ejemplo, en la Plaza de San Pedro, viendo a miles y miles de peregrinos
que cada día forman largas filas, en espera de pasar tan sólo por algunos segundos
ante la tumba de Papa Wojtyla: “Es verdad, la multitud
de peregrinos sigue ininterrumpidamente. A menudo, por la mañana, me detengo para
una breve oración ante la tumba de Juan Pablo II, observo los rostros y noto emoción.
Al comienzo quizá había algo de curiosidad, hoy hay sobre todo sólo devoción y anhelo
de recoger de alguna forma el perfume que mana de su tumba, que viene del testimonio
de Juan Pablo II. Yo también me pregunto por qué: seguramente porque Juan Pablo II
ha sido un modelo de vida entregada por el bien. Hoy la sociedad, lamentablemente,
está dominada por modelos vacíos, insignificantes, modelos que –como fuegos artificiales
– aparecen por un momento en las pantallas de televisión y luego desaparecen. Juan
Pablo II era un hombre que sabía por qué vivía y por quién vivía. Se veía que lo impulsaba
un ideal, un proyecto de vida. Era un hombre que se entregaba por el ideal al que
había ligado su vida. Y su ideal ¡era Jesús! Sin duda, hoy conmueve ver a un hombre
tan determinado en vivir su propio ideal de vida, porque es difícil encontrar a personas
así. Y creo que la gente, sobre todo los jóvenes, vienen donde él para intentar –
de algún modo – percibir el secreto de esta vida y de imitarla”.
Un profundo
e indisoluble lazo de amistad en Cristo enlaza a Karol Wojtylay Joseph Ratzinger.
Card. Comastri reflexiona sobre la idea de contraponer a estas dos figuras: “Contraponer las dos
figuras es imposible e impensable. Entre Karol Wojtylay Joseph Ratzinger hay
una amistad de fe y por lo tanto una continuidad de fe, que nunca nadie podrá poner
en tela de juicio. Luego, claro está, las personas son distintas, así como lo son
las flores y los paisajes... ¡Dios no hace nada en fotocopia! Son dos personas distintas,
pero hay una continuidad de fe, de pasión por el Evangelio, una continuidad de dedicación
a la Iglesia, de estilo profético que aúna a los dos Papas. Y es algo que conmueve,
en ello percibimos con seguridad la mano de la Providencia, que guía a la Iglesia
y por lo tanto guía al Papado”.