Audiencia general: el Papa invita a rezar por los sacerdotes que mañana renuevan sus
promesas para que sean cada vez más mensajeros de esperanza, reconciliación y paz
Miércoles, 31 mar (RV).- En la plaza de San Pedro, ante cerca de treinta mil fieles
y peregrinos de tantas partes del mundo, el Santo Padre ha centrado su catequesis
de este Miércoles Santo en el camino litúrgico de esta Semana Mayor, que revela el
amor de Jesús. Amor infinito que es capaz de habilitar al hombre a la comunión con
Dios, así como de dar la verdadera libertad. En su alocución central en italiano,
Benedicto XVI ha invitado a vivir intensamente estos días santos, meditando en el
fulcro de todo el año litúrgico, con el anhelo de que orienten decididamente la vida
de cada uno hacia la adhesión generosa y convencida a Cristo, muerto y resucitado
por nosotros.
Empezando por la Santa Misa Crismal, ‘preludio matutino del Jueves
Santo’, el Papa ha hecho hincapié en la tradicional renovación de las promesas sacerdotales.
Gesto que este año asume un relieve especial, por ser el Año Sacerdotal, que el mismo
Benedicto XVI ha proclamado para conmemorar el 150 aniversario del Santo Cura de Ars.
En
su evocación del Triduo Pascual, el Papa ha recordado la institución de la Eucaristía
y la constitución de los ministros de este Sacramento, que Cristo entrega a su Iglesia
como prueba suprema de su amor. Con una nueva exhortación a «impulsar el encuentro
íntimo con el Señor en la oración, a reconocer a Jesús entre aquellos que están solos,
a velar con él y a saber proclamarlo como luz de nuestra propia vida», el Santo Padre
se ha referido al Viernes Santo.
Cuando haremos memoria de la pasión y de
la muerte del Señor, proclamando la victoria del amor. Jesús ha querido ofrecer su
vida por la remisión de los pecados de la humanidad, eligiendo la muerte más cruel
y humillante: la crucifixión. Clave para comprender la Última Cena, que es anticipación
de la transformación de la muerte violenta en sacrificio voluntario. Acto de amor
que redime y salva al mundo.
El Sábado Santo invita a los creyentes a la oración,
a la reflexión, a la conversión, también a través del sacramento de la reconciliación,
para poder participar, íntimamente renovados, en la celebración de la Pascua. La
noche del mismo Sábado Santo - ha reiterado Benedicto XVI - durante la solemne Vigilia
Pascual el silencio quedará roto por el canto del Aleluya. Himno de júbilo que anuncia
la resurrección de Cristo y proclama la victoria de la luz sobre las tinieblas, de
la vida sobre la muerte.
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho
Benedicto XVI en español para los fieles de nuestra lengua presentes en la Plaza de
San Pedro: Queridos
hermanos y hermanas: En la Semana Santa se nos invita a meditar
los acontecimientos centrales de nuestra redención, el núcleo esencial de nuestra
fe. Mañana inicia el Triduo Santo, en el que estamos llamados al silencio y a la oración,
para contemplar con devoción el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor.
Como observa san Atanasio en una de sus cartas pascuales, estos días nos introducen
en “aquel tiempo en que todo vuelve a comenzar, a saber, el anuncio de la Pascua venerable,
en la que el Señor fue inmolado”. Os exhorto, pues, a vivir intensamente estos días,
para orientar decididamente vuestra propia vida hacia Cristo, muerto y resucitado
por nosotros. Nos acompaña en este itinerario espiritual la Santísima Virgen. A Ella,
que siguió a Jesús en su pasión y estuvo presente junto a la cruz, le suplicamos que
nos ayude a experimentar la alegría y la paz del Resucitado.
También
este año - como viene siendo desde 1968 - miles de jóvenes estudiantes y profesores
universitarios se han dado cita para pasar la Semana Santa con el Papa en Roma. A
lo largo de estos días, se organizan encuentros culturales, congresos, conferencias,
muestras y conciertos que ofrecen a los participantes la ocasión de profundizar en
las temáticas específicas del mundo universitario, con una particular atención al
espíritu de servicio hacia los más necesitados. Benedicto XVI los ha saludado en varias
lenguas, éstas eran sus palabras de aliento en español, que ha extendido también a
todos los peregrinos de nuestra lengua:
Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española, de modo particular a los numerosos jóvenes que
participan en el encuentro universitario internacional UNIV dos mil diez, al grupo
de consagrados de la Obra de la Iglesia, así como a los fieles venidos de España,
México, Argentina y otros países latinoamericanos. Os invito a todos a que tengáis
muy presentes en vuestras oraciones a los sacerdotes que mañana, en la Misa Crismal,
renovarán sus promesas sacerdotales junto a sus Obispos. Pidamos para que creciendo
cada día más en fidelidad y amor a Cristo, sean en medio de sus hermanos mensajeros
de esperanza, reconciliación y paz. A todos os deseo una santa y feliz Pascua de Resurrección.
Muchas gracias por vuestra visita.
Luego, dirigiéndose, también en italiano,
a los participantes en el UNIV - cuyos primeros encuentros fueron organizados gracias
al impulso y a la iniciativa de San José María Escrivá, – Benedicto XVI ha invitado
a estos queridos amigos a reflexionar sobre el anhelo del fundador del Opus Dei, invitándolos
a testimoniar a Cristo en todo lugar:
Al dirigir un cordial
saludo de bienvenida a los peregrinos de lengua italiana, saludo a los universitarios,
provenientes de diversos Países, que participan en el Congreso internacional promovido
por la Prelatura del Opus Dei. Queridos amigos, habéis venido a Roma en ocasión de
la Semana Santa para una experiencia de fe, de amistad y de enriquecimiento espiritual.
Os invito a reflexionar sobre la importancia de los estudios universitarios para formar
aquella “mentalidad católica universal” que san José María describía así: “la amplitud
de horizonte es la vigorosa profundización de aquello que está perennemente vivo en
la ortodoxia católica”. Que crezca en cada uno el deseo de encontrar personalmente
a Jesucristo, para testimoniarle con alegría en todos los ambientes.
Como
siempre el Santo Padre ha finalizado la audiencia general dirigiéndose a los jóvenes
a los enfermos y a los recién casados. Que la contemplación de la pasión, muerte y
resurrección de Jesús, queridos jóvenes, os haga cada vez más fuertes en el testimonio
cristiano. A vosotros, queridos enfermos, extraed de la Cruz de Cristo el sostén cotidiano
para superar los momentos de prueba y de consuelo. A vosotros, queridos recién casados,
que del misterio pascual que en estos días contemplamos, brote una valentía para hacer
de vuestra familia un lugar de amor fiel y fecundo.