L’Osservatore Romano denuncia la instrumentalización de los casos de pederastia por
‘The New York Times’
Viernes, 26 mar (RV).- Transparencia, firmeza, severidad en la investigación de los
distintos casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos. Estos son
los criterios que Benedicto XVI ha indicado con constancia y serenidad a toda la Iglesia.
Una forma de actuar que no complace a quien no quiere saber la verdad y quien preferiría
poder instrumentalizar, sin fundamento alguno, horribles episodios y sucesos dolorosos
que se remontan, en algunos casos, a diez años atrás.
Es la afirmación de L’Osservatore
Romano respondiendo al artículo del periódico estadounidense ‘The New York Times’
que trata de implicar a la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando tenía por
prefecto al cardenal Joseph Ratzinger, con el gravísimo caso de un sacerdote estadounidense
acusado de abusar sexualmente de niños con deficiencias auditivas. Se trata del grave
caso del sacerdote Lawrence Murphy, responsable de abusos cometidos sobre menores
en un centro católico, donde trabajó entre 1950 y 1974.
Este caso, como explica
el mismo diario neoyorquino, fue presentado mucho después, en 1996, por la archidiócesis
de Milwaukee a la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuyo prefecto era el cardenal
Ratzinger y su secretario el entonces arzobispo Tarcisio Bertone, hoy cardenal secretario
de Estado. Como ha explicado una nota publicada por el padre Federico Lombardi, director
de la oficina de prensa de la Santa Sede, la archidiócesis estadounidense no presentó
el caso por denuncias de abusos sexuales del sacerdote, una cuestión que para la justicia
estadounidense había sido archivada años atrás, sino por violación del sacramento
de la penitencia, perpetrada a través de solicitaciones sexuales en el confesionario.
"Es importante observar, como ha declarado el padre Lombardi, que la cuestión
canónica, presentada a la Congregación, no estaba relacionada de ninguna manera con
un posible procedimiento civil o pena contra el padre Murphy, contra quien la archidiócesis
ya había emprendido un procedimiento canónico, como resulta evidente de la abundante
documentación publicada por el diario de Nueva York".
"A la petición del arzobispo,
la Congregación respondió, con una carta firmada por el entonces arzobispo Bertone,
il 24 marzo 1997, indicando que se procediera según establece la Crimen sollicitationis".
Como se puede deducir a través de la lectura de la misma reconstrucción del New York
Times sobre el caso del padre Murphy, no hubo encubrimiento alguno. E incluso se confirma
con la documentación que acompaña al artículo en cuestión, en la que figura también
la carta que el padre Murphy escribió en 1998 al entonces cardenal Raztinger solicitando
que se interrumpiese el procedimiento canónico a causa de su estado de salud. También
en este caso la Congregación respondió, a través del arzobispo Bertone, invitando
al ordinario de Milwaukee a llevar a cabo todas las medidas pastorales previstas por
el canon 1341 para obtener la reparación del escándalo y el restablecimiento de la
justicia.